lunes, 5 de agosto de 2024

ORGÓN Y TÚ (Un libro serializado) por Lois Wyvell ( continuación_7)

Una buena lectura siempre es interesante, muchas personas aprovechan el tiempo de verano para iniciarse en la lectura o disfrutar de sus libros favoritos.

Nosotros vamos continuado con la traducción del libro serializado escrito por Lois Wyell que se publicó en la revista Offshots of Orgonomy VII. Aquí tenéis una nueva entrada




ORGÓN Y TÚ (Un libro serializado) por Lois Wyvell

( continuación ) 

En agosto del 51, Reich escuchó que un usuario del acumulador había sido cuestionado por un inspector de la FDA que tomó una fotografía del acumulador. El segundo ataque había comenzado. Esta vez, Reich dijo inmediatamente a los usuarios del acumulador que no estaban obligados a someterse a un interrogatorio y les aconsejó que remitieran sus consultas a la Fundación Wilhelm Reich. Informó a la FDA que estaba preparado a cooperar plenamente si ellos hacían un esfuerzo de buena fe para entender su trabajo y el funcionamiento de la energía orgónica y del acumulador, pero, pronto se hizo evidente que la nueva investigación, también, estaba basada en un juicio a priori. De nuevo los inspectores no encontrarían usuarios insatisfechos. Fue entonces cuando ellos “indujeron la evidencia”, su forma ambigua de decir que la sembraron.


 Hicieron que algunos de los trabajadores de la FDA ordenaran acumuladores y literatura orgonomica, y suministraron cartas modelo para enviar al Dr. Reich e intentar atraparlo para que dijera que el acumulador podía ser usado para curar enfermedades especificas. La Fundación Wilhelm Reich contestó a estas cartas aconsejando a los remitentes que consultaran con sus doctores. El Dr. Reich y otros orgonomistas habían sido cuidadosos casi en exceso en su uso del acumulador y en aconsejar a los pacientes o a quienes lo usaran que estaba en estado experimental y si lo usaban en conjunto con cualquier enfermedad, debían consultara su doctor. En informes sobre su uso médico, habían hecho todo lo posible para documentar sus fracasos, en todo caso habían minimizado los resultados maravillosos y realmente efectivos que habían obtenido en algunos casos especiales y en general en relación con el resfriado común y en la curación de heridas y quemaduras. No había motivos en los que basarse para fundamentar una conclusión negativa sobre el manejo profesional del acumulador, como descubrió la FDA después de años de costosa investigación.

De ahí su necesidad de crear testigos falsos, ya que la investigación no fue en modo alguno una investigación justa sobre la eficacia del acumulador sino un esfuerzo decidido de utilizar cualquier medio para “coger” a Reich.  Debe de haber habido poderosas fuerzas políticas y financieras detrás de ese persistente esfuerzo y un número de personas trabajando secretamente para promoverlo, una conspiración en realidad.


Yo estaba trabajando en la oficina del Orgone Institute Press en Nueva York en el momento de la primera investigación y cooperé con los inspectores que aparecieron allí, tal como me habían ordenado que hiciera. Como mi apartamento era pequeño y la oficina era grande había puesto mi acumulador personal en una esquina de la oficina, y los inspectores intentaron todas las artimañas para hacerme decir que podía “curar” enfermedades especificas o que mejoraría el funcionamiento sexual.


Vinieron dos veces, en parejas. La segunda vez uno de ellos tenia el brazo supuestamente roto en un cabestrillo. Se esforzó mucho pero muy  torpemente para hacerme decir que el acumulador curaría su brazo “roto” que seguía chocando contra las cosas sin que pestañeara. Yo no sabia que era más exasperante, la deshonestidad o la estupidez, pero yo, como otros, me tragué mi bilis y fui cortés, cooperativa y honesta. No había nada que ocultar. La actitud de los inspectores no era otra que tratar de atraparme revelando algún sucio secreto oculto. Ellos sonreían y sonreían de una forma insinuante y acusadora por implicaciones. Reich los llamaba los altos- matones del gobierno- y eso es justo lo que eran.


Nadie que no haya sido acusado de algo vil de lo cual sea inocente puede saber lo degradante que es. Me repugnó, sin embargo solo estuve bajo el fuego dos veces. Toda esta sucia campaña fue dirigida contra Reich año tras año--  un hombre bueno, limpio y cariñoso profundamente preocupado con la miseria sexual del mundo, que sólo quería que las personas pudieran amar. Estaba muy herido no sólo por el castigo físico que le infringieron  por esa bondad, sino por la ingratitud del hombre.


El 29 de julio del 1952, tres inspectores de la FDA aparecieron en Orgonón sin avisar. De forma ilegal traspasaron ignorando  “Prohibido el paso” y “Admisión sólo con cita previa por escrito” haciendo señales y quitando una cadena  que bloqueaba el camino al Observatorio.  Reich protestó por sus acciones y les ordenó salir de la propiedad. La FDA se estaba comportando más y más como lo que se podría esperar de la Gestapo Nazi o de la comunista NKVD.


Incluso este breve relato debe tener en cuenta a Peter Mills. Mills estaba en Farmington, abogado de Maine que se había encargado de los asuntos legales de Reich en Maine desde finales de 1940 y había estado presente en reuniones ( meetings) con Reich para considerar las acciones de la FDA. Ahora se convirtió en el fiscal de Reich. Había nombrado Fiscal de los Estados Unidos para el Estado de Maine, lo cual lo puso en posición de procesar el caso de la FDA contra Reich; pero, como ex abogado de Reich , debería haberse descalificado. Aunque no era ético que procesara aun ex cliente, no sólo lo hizo sino que nombró como su asistente en el caso a un Católico Romano que estaba indignado por los revolucionarios conceptos sexuales de Reich, un hombre que se convirtió en un fanático en este caso. Así que, una vez más, alguien en quien Reich tenia todas las razones para confiar se volvió contra él; otra traición que hizo que fuera completamente razonable que Reich llegara a esperar una traición, lo que a sus detractores les gusta llamar paranoia.


( Continúa...)

 

 

 

 

 



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