sábado, 11 de julio de 2020

FUNCIONALISMO ORGONÓMICO EN LA NATURALEZA NO VIVA ( I I )





Esta es la continuación del escrito , que publicamos el pasado día,  1 de julio sobre El Funcionalismo Orgonómico en la Naturaleza no Viva

Wilhelm Reich nos dejó un legado muy extenso, con nuevas formas de ver y de aproximarnos a nosotros mismos y a todo lo que nos rodea. Como ocurre muy a menudo, una parte de su obra es poco conocida; por este motivo en esta ocasión queremos compartir  este texto que escribió sobre el Funcionalismo Orgonómico, un método de investigación y razonamiento que estaba mucho más cerca de la Naturaleza que otras técnicas de investigación de aquel momento.

( continuación...)


FUNCIONALISMO ORGONÓMICO EN LA NATURALEZA-NO VIVA*

Wilhelm Reich



Hasta ahora, no he analizado lógicamente este pensamiento innovador, sino que simplemente he descrito el curso de las observaciones. Dejadme brevemente repetir los hechos: había visto la radiación del orgón dentro de una caja de metal en la cual estaba guardando los radiantes biones Sapa. Pero la radiación no se pudo eliminar de la caja de metal una vez que yo había retirado los cultivos Sapa y los había almacenado a distancia de la caja. La radiación persistió a pesar de no ser tan intensa como antes. Así, la energía biológica no sólo existía dentro del organismo vivo. También existe fuera del organismo. Filosóficamente hablando, esto es una banalidad. Si la motilidad de un organismo depende de su energía, entonces se sigue lógicamente que la misma energía también debe existir fuera del organismo. ¿De qué otra forma podría entrar en el organismo? Esto condujo al descubrimiento del orgón atmosférico durante el verano de 1940, alrededor de dieciocho meses después de haber sido descubiertos los biones. La contraparte de la energía biológica dentro del organismo había sido encontrada. Era la energía biológica activa en la atmósfera. El orgón atmosférico y orgánico forman una antítesis funcional cuyo principio funcional común ahora tenia que ser buscado. Dejadme anticipar el resultado de mi investigación: El principio funcional común del orgón atmosférico y organísmico es el orgón cósmico.





Ahora hemos conquistado un nuevo marco funcional de referencia que une de manera práctica función de la vida, la planetaria y la cósmica en una unidad funcional. Es una y la misma energía, el orgón, que funciona en las tres áreas. En términos puramente deductivos la atmósfera del planeta y los organismos vivos son dos variaciones especiales de la función cósmica del orgón. Si ahora examinamos esas funciones en las variaciones que las unen con la unidad funcional, podemos hacer declaraciones correctas acerca del principio funcional común, la energía orgónica cósmica, sin tener que volar al espacio. La función cósmica se ha vuelto directamente accesible en el laboratorio. Veamos ahora las propiedades y procesos concretos en los cuales esta identidad funcional está basada.

En una habitación oscura, el orgón atmosférico tiene una apariencia azulada, oscilando del vapor gris-azulado a puntos de luz azul-violeta. Es fácil de ver en el color azul una propiedad que el Orgón atmosférico y organísmico tiene en común.

Los biones de tipo PA y protistas tienen un brillo azul cuando se ven con unos buenos, microscopios equipados apocromaticamente. También lo hacen los glóbulos rojos de sangre, los glóbulos blancos de la sangre, los espermatozoides, etc.  El color azul del cielo fue explicado por los mecanicistas simplemente como el “azul disperso del espectro de luz” y el color azul de las células fue minimizado como “fenómeno refractivo”. Sin embargo, nosotros podemos extender nuestro principio funcional con muchos hechos. Donde sea que encontremos en la naturaleza el color azulado, azulado-gris y azul-violeta, el orgón cósmico es evidente, por ejemplo, en las nubes de tormenta. Su color azul oscuro no puede ser un reflejo del azul del cielo. Las nubes son grandes concentraciones de orgón atmosférico y   mantienen juntas grandes masas de agua hasta que estas masas se vuelven demasiado grandes para la fuerza de atracción del orgón concentrado. El agua cae entonces a la tierra en forma de lluvia. Los océanos y los lagos son azules. Pero el agua tiene una fuerte atracción para el orgón, y viceversa. La “neblina” envolviendo las distantes montañas en los días cálidos es azul hacia el gris azulado y corresponde al orgón sobre amplias áreas. El color de los destellos de la aurora boreal es azul. Pero el color de las luciérnagas agitadas, ciertas ranas sexualmente excitadas, madera bionicamente desintegrada, etc., etc., es también azul. El hecho de que la energía biológica contenida en las hojas de las plantas es de color azul se demuestra por el hecho de que cuando las hojas se marchitan en otoño, se vuelven de amarillas a rojas, mientras que al inicio de su existencia son verdes. Sabemos que la mezcla de amarillo y azul nos da el color verde. Por lo tanto, el proceso de marchitamiento en las hojas está basado en el hecho que el azul del orgón sale de las hojas verdes, y deja la coloración amarilla.



* Escrito 1947-48. Traducido del alemán al inglés por Derek and Inge Jordan

   Traducido del inglés al castellano por  Ascensión Martínez.
                                          

                                                                             


miércoles, 1 de julio de 2020

FUNCIONALISMO ORGONÓMICO EN LA NATURALEZA NO VIVA ( I )







Wilhelm Reich nos dejó un legado muy extenso, con nuevas formas de ver y de aproximarnos a nosotros mismos y a todo lo que nos rodea. Como ocurre muy a menudo, una parte de su obra es poco conocida; por este motivo en esta ocasión queremos compartir  este texto que escribió sobre el Funcionalismo Orgonómico, un método de investigación y razonamiento que estaba mucho más cerca de la Naturaleza que otras técnicas de investigación de aquel momento.




FUNCIONALISMO ORGONÓMICO EN LA NATURALEZA-NO VIVA*

Wilhelm Reich



Hasta el verano de 1940, no conocía nada de la existencia del orgón atmosférico (cósmico). Los resultados teóricos, que habían derivado de las sensaciones orgánicas y los procesos bioenergéticos, estaban respaldados concretamente por muchos hechos y procesos. Sin embargo, las conclusiones relacionadas con el mundo natural que rodea el organismo solo eran marcos formales de pensamiento, hipótesis, sin el apoyo de ningún hecho verificable. La penetración conseguida por el funcionalismo fuera de la esfera de lo viviente y la esfera de la naturaleza no viviente, fuera de la biología y dentro de la física, tuvieron lugar con una consistencia tal en los procesos de pensamiento y observaciones que me sorprendieron incluso a mí, a pesar de que ya llevaba más de veinte años de investigación científica funcional detrás de mí. En el curso del desarrollo de la teoría del análisis del carácter, me había convertido en un experto en reconocer y observar funciones puramente formales, por esto mi interés estuvo sostenido no sólo por los nuevos hechos que surgieron, sino también en grado extraordinario por el proceso de descubrimiento y la organización en sí. Estrictamente hablando el acto de pensar es en sí mismo un proceso natural. Durante muchos años sentí que yo era la herramienta de una lógica interna de un proceso natural, una herramienta que simplemente tenía que mantenerse en perfecto estado para funcionar bien. Como estaba muy familiarizado con la religión y el misticismo de mis pacientes psiquiátricos, sabía que tal actitud hacia mi propia investigación científica podría caer fácilmente en el misticismo. Pude ver porque la gente comenzó a acusarme de misticismo cuando empecé a trabajar con las sensaciones orgánicas.Entendí porque importantes científicos que habían entrado en contacto con ciertos procesos naturales orgonóticos, como la sensación o el campo de energía biológicas, se habían convertido en místicos. Como psiquiatra, conocía la esfera experiencial del esquizofrénico demasiado bien para no darme cuenta en que punto estallaron sus sensaciones cósmicas. Mi organismo estaba tan bien preparado para la tarea a la que me enfrentaba que nunca pensé conscientemente al respecto. Fui salvado del destino fatal que había sucedido a otros científicos porque no creí ninguno de mis supuestos a no ser que pudieran ser verificados por medio de un aparato o por controles clínicos. 

Si miramos el organismo como una función natural especialmente organizada, cualquiera que aplique consecuentemente el sistema de pensamiento funcional se encuentra inmediatamente de cara con la pregunta: “Cuál es la antítesis funcional del organismo investigador?” Es fácil de ver que incluso donde   los acontecimientos naturales puramente mecánicos, como la ciada libre, la presión, la tensión, etc.…son estudiados, el organismo alcanza sus propias sensaciones orgánicas y las correlaciona con los procesos objetivos. Pero, junto con la mecánica, también hay fundamentalmente diferentes tipos de sensaciones orgánicas, emociones internas que no tienen nada de mecánico. Experimentamos el azul del cielo, una puesta de sol, las estrellas, los colores verdes de la primavera, las ondulaciones de un paisaje montañoso, etc. De una manera peculiarmente teñida por la emoción. Esta experiencia es una realidad psíquica. La ciencia mecanicista no está preocupada con este lado de la naturaleza; ni con los procesos naturales correspondientes que tienen lugar fuera del organismo. Por alguna razón inexplicable en la ciencia mecanicista se les negó el acceso a estas áreas funcionales donde sólo los juicios estéticos, religiosos, morales y artísticos estuvieron y siguen siendo válidos. El conocimiento físico del rojo de una puesta de sol o el color violeta azulado del cielo antes del amanecer son el resultado de ciertas vibraciones mecánicas que de ninguna manera afectan al hecho de que experimentemos la naturaleza como lo hacemos y no tiene absolutamente nada que hacer con el proceso natural en sí. Abarca solamente la mecánica, pero no el lado funcional y emocional de tales procesos. Goethe, en su papel como científico, era perfectamente consciente de esto.

Las declaraciones mecanicistas sobre la naturaleza nos dejan fríos. No hay armonía que vincule la emoción con los amperios eléctricos. Un investigador mecanicista está entusiasmado con el descubrimiento mismo, pero no con la naturaleza fundamental de lo que se descubre. Por otro lado, hay un enlace armonioso en la esfera funcional entre la emoción y los acontecimientos objetivos, y esto nos dice que la calidad distintiva de la naturaleza viva de alguna manera debe tener su antítesis en la naturaleza no viva. De otra manera, el organismo de investigación no experimentaría ninguna excitación emocional. Esto se hace inmediatamente comprensible cuando encontré que lo que fuera que se está moviendo en mí, constituyendo mis emociones y haciéndome “vivo”, también se mueve en el universo fuera de mi cuerpo, y es visible, medible y puede ser concentrado y usado.

* Escrito 1947-48. Traducido del alemán al inglés por Derek and Inge Jordan
 
   Traducido del inglés al castellano por  Ascensión Martínez.

( continúa . . . )