miércoles, 18 de enero de 2023

Libro LA PLAGA EMOCIONAL. Psicología de Masas del Fascismo del Siglo XXI

En esta ocasión os compartimos la información sobre la presentación del último libro del Dr. Frigola  LA PLAGA EMOCIONAL. Psicología de Masas del Fascismo del Siglo XXI, publicado por la editorial Letrame, que tendrá lugar el próximo jueves día 26 de enero, a la siete de la tarde en la Biblioteca Fages de Climent de la ciudad de Figueres. Os esperamos.

Compartimos también unas ideas del Dr. Carles Frigola sobre su libro y por último la entrevista reciente que le hizo el periodista Josep M. Bernils para el periódico Hora Nova de la provincia de Girona.





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En una conversación reciente el Dr. Frigola nos comentó: "... Sólo se puede ser psiquiatra desde la extranjería, es decir, siendo un extranjero tú realmente eres  psiquiatra y psicoanalista, porque le has de comunicar al paciente no lo consciente, no lo que él ya sabe  socialmente, emocionalmente, políticamente, económicamente o personalmente de su vida, no, le has de comunicar lo que él no sabrá nunca y por eso al ser inconscientes las cosas que trabajamos tienes que mirar como un extranjero. Un extranjero mira las cosas no como una persona del país que ya lo conoce todo, no, no, a veces los  extranjeros no dan una visión de nosotros que no conocíamos. Por ejemplo, todos sabemos que los extranjeros descubrieron la Costa Brava, descubrieron  los biquinis, descubrieron lo que hoy en día se llama turismo de playa, es decir, la idea del Francesc Tosquelles, que es uno de mis maestros, una figura muy interesante que se ha de estudiar algún día el Francesc Tosquelles que era de Reus i que después fue el jefe de psiquiatría de la Generalitat y que tuvo que  emigrar a Francia  y después fue un gran psicoanalista reconocido, él dijo esto, que para ser psiquiatra  uno tenía que ser extranjero y solamente desde este punto de vista puedes hacerle ver al paciente algo que nunca podría ver como nosotros hemos descubierto que a través de los extranjeros hemos ido viendo cosas, como decía sobre  la Costa Brava que nosotros o habríamos valorado. Otra cosa es, otro tema sería que la psiquiatría es la política de la locura, está muy bien el título ¿Es la política una rama de la psiquiatría? Porque también la psiquiatría es la  política de la locura. ¿Quién está enfermo? Hoy en día ¿Quién está enfermo? ¿El individuo? o ¿La sociedad? No, o; hoy en día está enfermo el individuo y la sociedad misma.

Las enfermedades mentales serán el campo de batalla en este siglo XXI  después de la pandemia del COVID, porque, toda la sociedad se ha enfermado emocionalmente, no sólo las personas que han pasado el COVID sino toda la sociedad. También la guerra de Ucrania, también  ha creado un clima totalmente paranoico, un clima bélico, una alteración emocional de la población, o sea que lo que está enfermo es el individuo y la sociedad. 

Una de las cosas que también es importante decir, es que el psicoanálisis no solo cura al individuo, sino que también da herramientas  para curar las instituciones, muchas instituciones,  porque las instituciones tienen una vida,  y muchas van enfermando ,por ejemplo, una idea original política, una persona que presenta un partido político es muy bueno porque es una idea original, después las ideas originales se transforman en un partido político o en una idea social pero, estas poco a poco, a través de la burocratización y ya no digamos de la corrupción destruyen las instituciones. O sea, digamos, muchas de las instituciones, digamos, que tenemos en España han ido enfermando, han ido enfermando por la propia corrupción de las instituciones. Estos serían los temas que quizás, después de lo que hablamos ayer, serían más interesantes, podríamos decir. ¿Es la política una rama de la psiquiatría? Bueno, pues sí, porque la psiquiatría es la política de la locura. ¿Quién está enfermo el individuo o la sociedad? Es la sociedad hoy en día la que está enferma y por lo tanto no puedes  incidir psicoanalíticamente sino es a través de la política, ¿no? Lo que Wilhelm Reich llamaba Psicología Política”.

 Dr. Carles Frigola


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Entrevista de Josep M. Bernils




lunes, 2 de enero de 2023

EL CONCEPTO ORGONÓMICO DE CORAZA (III)

 Con nuestros mejores deseos para este Nuevo Año 2023.

Empezamos el año poniéndonos al día y subimos al blog las entradas que teníamos pendientes de publicar y que completan la entrada del día 13 de noviembre del 2022.




(continuación)

La cuestión del origen de la coraza es verdaderamente intrigante. “¿Dónde y cuándo ha empezado el hombre a acorazarse?” La historia nos muestra que el hombre ha estado acorazado desde hace milenios, al menos el hombre occidental. Sabemos que hay variaciones de intensidad de la coraza en una cultura dada y entre las diferentes culturas. Las tribus primitivas son relativamente poco acorazadas comparadas con nosotros, nombraremos a los Trobriandreses descritos por Malinowski, o los Masáis de Kenia. Otros pueblos primitivos como los Dobuanos de la Melanesia (donde la deslealtad y la hostilidad son consideradas como virtudes sociales) son mucho más acorazadas que nosotros, a juzgar por su comportamiento. Por consiguiente, el grado de progreso material de una civilización no es un criterio para juzgar la amplitud de su acorazamiento. ¿Por qué los humanos- por lo que sabemos- son los únicos mamíferos acorazados? (Me refiero solamente a los mamíferos ya que no comprendemos aún bastante el comportamiento de los no-mamíferos para hacer una evaluación).

Reich abordó el problema de el origen de la coraza, problema que era para él “más que una simple especulación” y “un poco menos que una teoría que se puede poner en práctica” (1). Reich postuló lo siguiente: en un pasado muy lejano, en el mismo momento en que el hombre se volvió capaz de razonar sobre temas que iban más allá de sus necesidades inmediatas (salirse de situaciones peligrosas o ejecutar un trabajo) cuando el razonamiento se convirtió ding an sich* (una cosa en sí mismo) se volvió consciente de saber y esta percepción le atemorizó tanto que se acorazó para bloquear este miedo interno, y el proceso se ha retransmitido en la especie. Es fascinante de ver la analogía entre este postulado y la historia bíblica en donde le hombre ha perdido el Paraíso por haber probado el fruto prohibido del árbol del conocimiento y que permite dar al mensaje bíblico su verdadero sentido literal: se trata del conocimiento en sí mismo y no del conocimiento en tanto que conocimiento sexual. (…) No conocemos  hasta la fecha la repuesta definitiva a este intrigante problema sobre el origen de la coraza.

La coraza de cada individuo proporciona el hilo necesario para el tejido social. Por su parte, lea sociedad determina que hilos debemos emplear para tejer nuestra vida. La relación individuo sociedad esta reforzada recíprocamente. Es la razón fundamental por la cual la evolución de la sociedad no va más rápida que un caracol herido.

Los pecados que han causado tantos abusos de los profetas bíblicos están todavía en nosotros, de ninguna manera disminuidos. Las instituciones religiosas todas diseñadas para salvar nuestras almas, están todavía ciegas y corrompidas desde que Jesús predicó contra ellas. Reich designó bajo el nombre de “TRAMPA” la relación que existe entre la coraza del hombre y las instituciones sociales que a su vez refuerzan al acorazamiento. Los hombres acorazados, dijo, tiene siempre la sensación de estar atrapados en una habitación, incluso si no es más que una vaga sensación. Ellos han murmurado y gritado contra este encarcelamiento. Los reformadores desencadenaron revoluciones que tenían de liberar  a los hombres de la trampa y a lo largo de los siglos, cada revolución ha fallado. Después una convulsión que parecía ser una liberación, los hombres quedaron clavados en el punto de partida. Además, estaba pasando un curioso fenómeno: los que mostraban como salir de la trampa eran a menudo denigrados, o incluso perseguidos. Es muy curioso ver al hombre tratando de escapar a las consecuencias de su comportamiento. El reformador y el revolucionario en sus tentativas de vencer los prejuicios, la avaricia y los “pecados”, palpitan por un momento, llevados por una ola de grandeza y de nobleza, luego la reforma o la revolución ganan el caso, el partido revolucionario endurece poco a poco su posición, desarrolla sus propios prejuicios, avaricia y “pecados” se instalan de nuevo, lo que llevará a la próxima revolución. Reich lo ha designado bajo el nombre “Error de cálculo biológico en el combate por la liberación del hombre” la omisión de los lideres y de los profetas de incluir en la lucha por un mundo mejor un factor importante, el de la coraza humana. Ellos fallaron- sugirió Reich- por la razón correcta que incluso si los hombres aspiran a la libertad, a la dignidad, a la independencia y a la alegría, no son capaces de llegar porque su estructura caracterial los previene. En el espíritu de la masa, la libertad es concebida como el simple hecho de liberarse del piño del opresor, lo que es bastante razonable pero insuficiente, porque una vez liberados de este estado, las masas deben ser capaces de tomar en su mano su vida de una manera racional; deben tener una escala de valores donde pase en prioridad la satisfacción de sus necesidades más profundas. Los hombres acorazados están  tan separados de su Yo profundo, que incluso no son conscientes de tener sus deseos anclados profundamente; si se les “deja libres” se aferran a cosas superficiales y se pierden en los excesos. Están de tal manera acostumbrados a ser dirigidos, que una vez dejados a ellos mismos son incapaces de dirigir su vida de una manera responsable y pronto claman de corazón y a gritos por un nuevo líder en las manos del cual confiar su vida. La libertad permanecerá como una quimera en tanto que las masas humanas estén acorazadas y que, por consiguiente, su organización social será el reflejo de esta distorsión biológica.

La condición del hombre en la TRAMPA es ciertamente frustrante. Muchos de entre nosotros, llevamos una existencia triste, insatisfactoria y llena de sufrimientos. Nos entretenemos con entretenimientos que no valen gran cosa. Estamos ocupados para no sentir el vacío que está en nosotros. Peleamos por causas, podemos tener éxito en ganar una pequeña batalla, para acabar por darnos cuenta de que no hemos llenado tanto nuestra vida interior. Algunos de nosotros encuentran un respiro en un gurú o en Jesús. Nos entregamos por completo a las manos del Maestro y nos dejamos guiar en la vida. Estamos de alguna forma separados de la realidad, pero nos sentimos seguros y en paz. Otros de entre nosotros se refugian en el trabajo, o sostienen causas- por el triunfo del comunismo o por la conversión de los no-orgonomistas a la orgonomia- para no pensar en sus verdaderos problemas.

No nos damos cuenta de que no es natural estar de esa forma aprisionados, estamos de tal manera ciegos, que un eminente psiquiatra americano nos llega a decir que podemos vivir nuestra vida solamente gracias a una buena dosis de ilusión (2)

La cuestión es saber si el carácter del hombre moderno y de la sociedad en la que vive dependen de la misma naturaleza del hombre y son en consecuencia profundamente inalterables, o bien si el hombre normal y sus instituciones son el producto de alteraciones biológicas. La cuestión es crítica (…) Reich fue el primero en considerar la sociedad como enferma. A sus ojos el hombre normal  y la sociedad que se estaba desarrollando a partir de su estructura estaban ambas deformadas.

No debe creerse, sin embargo, que Reich era iconoclasta o cínico. De la misma forma que en los pacientes muy enfermos existe la voluntad de sanar, existen tendencias sanas en la sociedad, La enfermedad es una tentativa de  ordenar la patología que afecta a un individuo; las erupciones sociales reflejan  a menudo la misma tendencia. Todo lo que existe, señala Reich, tiene sus buenas razones de existir. Uno puede reconocer que las instituciones religiosas han ocasionado bastante cantidad de daño y que la institución de la policía puede ser algunas veces represiva y brutal. Pero, por otra parte, sin las restricciones aplicadas por la religión, nada se opondría a la expresión abierta de una sexualidad enferma. (El hecho de que la religión ha ayudado también a enfermar la sexualidad no tiene una conexión inmediata con el argumento en cuestión) Incluso, sin las fuerzas de  policía , la incidencia de la criminalidad se multiplicaría de forma incontrolable, Las instituciones son el reflejo de una sociedad enferma, pero al mismo tiempo tratan de poner remedio. Dar importancia sólo a la primera cuestión i negligir la segunda, comenzando a abolir las instituciones, seria un gesto de irresponsabilidad social total y llevaría al caos. La decapitación sumaria del mal social es un método ilusorio  ,eficaz únicamente entre las manos de la reina de corazones de Alicia en el País de las Maravillas.

 ARMADURA TEMPORAL

(…) Un niño vivo y sensible es continuamente atacado en la escuela por uno de los niños más mayores, uno duro, un gran matón. Al principio el niño intenta defenderse golpeando a su vez y es golpeado mas veces. La vez siguiente intenta defenderse verbalmente y es batido de nuevo. Acaba descubriendo que puede utilizar su inteligencia superior a la del otro para hacerle comentarios astutos y despectivos que acaban por dejar atrás a su verdugo y se restablece el equilibrio entre ellos. Gracias a la astucia, puede expresar secretamente su hostilidad quedando sano y salvo. Cuando el se comporta como un tramposo, no mira a los ojos como lo hace habitualmente, retiene su pecho y tensa sus hombros. Está acorazado. Sin embargo, en presencia de los otros niños y de su familia, continúa expresándose fácilmente, como el  niño vivo y libre que es. Es capaz de ponerse la coraza solamente cuando la necesita en situaciones especiales. Esto es el acorazamiento temporal.

En un mundo acorazado, el acorazamiento temporal es una cuestión de supervivencia para todos, excepto para los santos. No siempre podemos decirle a nuestro patrón que nos dio todo su trabajo, o decirle a nuestro profesor que no se ha preparado su curso. Tomamos nuestro mal con paciencia y nos volvemos insensibles. El acorazamiento temporal no provocará serios daños mientras podamos conservar nuestro cuerpo y nuestro espíritu más o menos libres. Existe peligro cuando la coraza temporal se puede volver crónica. La resistencia temporal puede convertirse en una actitud constante y estaremos encadenados.

Una vez que la restricción, impuesta por nosotros mismos con la finalidad de protegernos de una amenaza inmediata, se convierte en un hábito al que nos acostumbramos, se necesita un gran coraje para romper los límites que nos constriñen y reencontrar nuestra libertad, Si no tenemos este coraje, quedamos atrapados en la trampa y quedamos prisioneros a perpetuidad…

BIBLIOGRAFIA

1)- REICH, W.: Cosmic Superimposition. Rangeley, Maine, Orgone Institute Pres, 1951

2)- MASSERMAN, J.: The Practice of Dynamic Psychiatry, Philadelphia, Pa., W. B. Saunders Co., 1955

 


EL CONCEPTO ORGONÓMICO DE CORAZA (II)

 Con nuestros mejores deseos para este Nuevo Año 2023.

Empezamos el año poniéndonos al día y subimos al blog las entradas que teníamos pendientes de publicar y que completan la entrada del día 13 de noviembre del 2022.




(Continuación...)

Después de haber llegado a saber los procesos de formación de la coraza, estamos asombrados de no haberlos podido discernir antes. Una joven madre remarca que cada vez que va con su marido y su marido y su niño pequeño a casa de sus suegros, su niño ya no está como de costumbre. Nota una rigidez en la espalda. No se había dado cuenta antes. Sabe únicamente que estas visitas perturban las horas de comer de su hijo. La joven madre ha necesitado semanas para disipar el malestar de su hijo, mirándole muy a menudo a los ojos con dulzura e intensidad. La facilidad con la que uno puede acorazar a los niños pequeños es flagrante. Uno puede darse cuenta de que para los adultos es también fácil, es suficiente con ver con que rapidez nos aquejan dolores de cabeza cuando algo no funciona bien. Una vez uno de mis pacientes para describir mejor la coraza de uno de sus parientes, un bebé de tres meses que tenia ya el cuello y las espaldas bien rígidas y las extremidades heladas, se exclamó: “Esta bien desarrollado para su edad tanto sobre el plan fisiológico como neurótico.”

Si tuviéramos de representar gráficamente el efecto de la coraza, dibujaríamos una vesícula teniendo pulsaciones libres, una medusa, por ejemplo. Observamos durante algún tiempo como se deja deslizar con gracia. Tiene movimientos rítmicos de contracción y de expansión. Que belleza, que simplicidad, que orden lógico en esta danza rítmica, en esta pulsación que uno encuentra en toda la naturaleza no acorazada: los pequeños saltos del oso, la ameba que avanza estirándose, los movimientos peristálticos del intestino en los mamíferos, la contracción y la expansión del corazón, la ondulación de una serpiente de las arenas. El hombre acorazado dirá: “el movimiento de esta serpiente me asusta, por otra parte, la medusa y el latido del corazón me impresionan tanto!”

Para demostrar los efectos de la coraza pongamos una banda elástica a, medio cuerpo de una medusa. La belleza de pulsación desaparece. La pulsación que previamente era completa y sin obstáculos da paso a una pulsación irregular y espasmódica. El funcionamiento del animal depende ahora de la construcción realizada por la banda elástica, mientras que antes reaccionaba en armonía con el océano en que vivía. El animal constreñido  ha perdido todo contacto directo con el cosmos, en lugar de ser bello, es un horror. La banda elástica no solamente ha impedido la pulsación fisiológica del animal, sino que prácticamente lo ha transformado en otra criatura, ya que ha afectado a la totalidad de su funcionamiento.

La coraza altera las funciones humanas de la misma forma que la banda elástica altera las de la medusa. Los impulsos más inocentes se vuelven torcidos y deformados. La coraza transforma a un hombre con sentimientos religiosos naturales (deseo ardiente de pertenecer al cosmos) en un hombre para el cual la circuncisión y la abstinencia sexual son los deberes religiosos. La coraza transforma la mirada de unos ojos profundos e intensos, como la de los niños pequeños, en miradas furtivas y huidizas. La agresividad natural que sirve para superar los obstáculos y las adversidades, que nos empuja a explorar a nuestro alrededor, se vuelve un instrumento del odio y la acumulación de riquezas. Nuestros cuerpos pierden su flexibilidad y su gracia para volverse rígidos, sin aliento, dispépticos y estreñidos. Nuestra coraza nos desfigura tanto literal como espiritualmente.

Retomando el ejemplo de la medusa y de la goma elástica, podemos ilustrar otros aspectos del mecanismo de la coraza. En el caso de que sólo haya una banda de goma y esté bastante suelta, el organismo podría funcionar casi tan bien como el de la medusa, aunque de alguna manera discontinua y dolorosa. Pero en el caso de que hubiera muchas bandas que dividieran la medusa en muchos segmentos, o incluso una sola banda muy amplia y tensa hasta el punto de casi cortar el animal en dos entonces el funcionamiento de este estaría gravemente alterado hasta el punto que sólo le quedarían las energías necesarias para sobrevivir. Es la condición en la que se encuentran la mayoría de las personas de este planeta. Aquellos que únicamente están un poco acorazados o en los que el organismo funciona de manera más unitaria pueden ejecutar un trabajo que dé frutos y pueden gastar sus energías, ya sea en  buena o mala manera, mientras que la gran parte de la población que está muy fuertemente acorazada a dejado de luchar y lleva una existencia plana, aburrida y árida. Estas personas son las mas enfermas, no los psicóticos perturbados o los neuróticos quejosos.

Por razones teóricas podemos considerar la coraza ya sea desde el punto de vista psicológico o desde el punto de vista somático. Tomemos el caso de una persona inerte y consideremos la  de forma unilateral, es decir bajo el aspecto puramente psicológico. Su vida no es más que una rutina monótona. Trabaja mecánicamente en un trabajo mecánico. Llega a su casa bebe un trago o dos, se pega delante de la tele y a menudo se duerme viendo un programa. Todos los sábados y los días de fiesta se acuesta con su mujer; todos los viernes se para en el café de la esquina para ir a tomar un trago con sus amigos y después entra en su casa siempre un poco ebrio. Cada domingo duerme hasta tarde o va a hacer sus apuestas y pasa el día mirando un partido de futbol en la tele. Cada año va a pasar dos semanas de vacaciones a la orilla del mar, siempre en el mismo apartamento. Está “satisfecho” con su mujer, pero apenas se da cuenta de su presencia salvo cuando ella provee para las necesidades rutinarias de la casa. Sus hijos lo visitan cada dos o tres meses, y, una vez que se ha informado de su salud y de su trabajo, no tiene mucho más que decir. Sólo un buen partido en la tele puede hacerle salir de su letargo habitual. Dice no tener prejuicios, pero se inquieta si los magrebíes vienen a instalarse en el vecindario. Entonces se preocupará por sus bienes materiales, partiendo del principio “que es mejor que cada uno se quede en su propio país”. Nada le perturba realmente, ya sea de una forma positiva o de una forma negativa, por lo que puede decir fácilmente: “Yo, no me quejo”. Odia las peleas y no molesta a nadie, lo que le hace decir, además: “Yo los dejo tranquilos y ellos me dejan tranquilo”. El ha estado siempre satisfecho hasta el día que tiene un pequeño accidente de trabajo. A partir de este momento empieza a sentir poco a poco aprehensión delante de su máquina, hasta el punto de volverse pánico a la idea de incorporarse al trabajo y debe confeccionar excusas increíbles para quedarse en casa. Su herida va a tocar el fondo de su misma agonía y lo ha sacudido del letargo extremo en el que vivía. Algún otro habría podido tener el brazo cortado y haber tenido una reacción psicológica totalmente diferente, por ejemplo, caer en una apatía extrema. Consideremos ahora el aspecto puramente físico de la coraza de este hombre. Los ojos son apagados e incapaces de contacto. Sólo pude seguir con gran dificultad con su mirada un objeto en movimiento. Su cara es una verdadera máscara de cortesía, con los rasgos marcado por la edad y no por el carácter. Los músculos de su cuello están flácidos y  faltos de tono. Le es imposible provocar el vómito incluso si el introduce sus dedos en el fondo de su garganta. Su pecho a penas se mueve cuando respira: no importa lo mucho que se esfuerce en respirar profundamente, no lo puede movilizar. El abdomen está duro. La pelvis no vibra. Es el mismo cuadro sobre el plano del comportamiento y sobre el plano físico. Apenas vive, aunque pueda continuar su existencia física todavía durante muchos años.

Un examen más profundo puede mostrar la identidad funcional de la coraza caracterial (psicológica) y de la coraza muscular (somática). Para hacer salir la ansiedad que encierra la coraza, se puede intervenir de dos maneras, bien sobre el plano caracterial o sobre el plano somático. Sobre el plano caracterial, en el caso de un paciente que no soporta la hostilidad, y la esconde debajo de una fachada de sumisión y pasividad, el terapeuta probará de provocarla verbalmente y se burlará de su debilidad de carácter. Si esta provocación es eficaz, el paciente comenzará a reaccionar con colera. Durante esta reacción la angustia se manifestará por manos sudorosas y frías  y una taquicardia (aumento del ritmo cardiaco). Sobre el plano somático, el terapeuta intervendrá directamente la coraza al nivel de los hombros apretándolos muy fuertemente. Mientras que antes el paciente, cuando tenia que golpear el colchón con cólera, lo hacía sin fuerza y sin convicción, ahora el empieza a golpear con fuerza mientras refunfuña: “Vete a la mierda!!Vete a la mierda! El enfermo está asustado por su propia hostilidad, su cuerpo está recubierto de dolores fríos, sus pupilas están dilatadas.

La coraza caracterial o muscular, apacigua la ansiedad: tiene por función restablecer un cierto equilibrio en el organismo. Todo esto se hace a expensas de la intensidad de sus relaciones con el mundo exterior y con su propia esencia. En el ejemplo que acabamos de citar, el paciente no era consciente de su propia hostilidad y no era capaz de expresarla cuando la necesitaba en su vida corriente. Para su tranquilidad había perdido toda reacción espontánea y su capacidad emocional de había reducido considerablemente. Lo que le caracterizaba, era su capacidad de ser indefectiblemente amable, incluso hasta el aburrimiento, en lugar de comunicarse con la gente de una forma  franca y viva. Un contacto distorsionado y artificial con  los otros remplazaba el contacto sincero y autentico: este contacto sustitutivo era una fachada detrás de la cual se ocultaba su verdadera personalidad. Su pulsación no tenía nada que ver con la de la medusa y la de la ameba.

Tomemos el caso de un individuo fuertemente acorazado al nivel de los ojos, con un pecho rígido y que se encuentra súbitamente privado de un ser querido. Un observador atento podrá predecir con facilidad que este individuo reaccionará poco o no del todo sobre el plano afectivo a tal situación. A lo sumo se sentirá molesto, incomodo, por el brusco cambio en sus hábitos que esta perdida ocasionará. Pero este ejemplo no es muy apropiado ya que una persona acorazada ni siquiera puede amar a alguien. El individuo no acorazado que se encuentre en las mismas circunstancias podrá reaccionar de diversas maneras. Podrá retirarse en la soledad con el fin de concentrarse en su pena, sin estar molesto por las personas que quieren reconfortarlo a todo precio; podrá llorar durante horas, incluso días enteros, podrá meditar sobre el sentido de la vida y la muerte, o bien podrá buscar encontrarse  amigos cercanos que compartirán con él la profundidad de sus sentimientos. El único elemento previsible de su comportamiento es su profunda convulsión frente a la experiencia de la muerte; pero de alguna forma reaccionará, esta será totalmente imprevisible. La diferencia con la persona acorazada y la no acorazada es la misma que existe entre una línea recta y una de curva variable.

Desde que el hombre se dio cuenta que era muy útil acorazarse de una forma temporal, ha estado tentado de hacerlo más a menudo. Por ejemplo, un niño pequeño que sufre se da cuenta que reteniendo su respiración la intensidad de su dolor disminuye. Cada vez que experimente dolor retendrá su respiración, incluso si su dolor es menos fuerte. Si uno no para este proceso a tiempo, el niño desarrollará un pecho acorazado desde su primera infancia y este acorazamiento le permitirá disminuir la intensidad de todas las experiencias afectivas dolorosas. Una vez adulto vivirá de forma a evitar cualquier situación que pueda hacerle sufrir, estará totalmente acorazado y, desgraciadamente, su participación en las experiencias de la vida será extremamente limitada. Cuando tenga niños, estará en la incapacidad total de sentir y comprender sus penas. A su vez, los niños, sin el sostén de sus padres en sus momentos dolorosos, aprenderán enseguida a acorazarse.


( continúa...)