A continuación tenéis el primer artículo sobre El Jardín Terapéutico publicado por el Dr. Carles Frigola. en el nº 56 de la revista bimensual Girosalut/ nº 11 BarnaSalut que corresponde al mes de marzo.
MAS MORATO DE CREIXELL:
Un jardín terapéutico
Una década de experiencias terapéuticas
Dr. Carles Frigola
Desde la cultura griega existe la
creencia de que los espacios exteriores ajardinados pueden ser espiritual y emocionalmente curativos y desde entonces
muchos aspectos del efecto de la naturaleza en la salud continúan estudiándose.
¿Cómo dudar del poder curativo del verdor de las plantas, de la luz del sol y del
aire fresco?
Con Hipócrates, los jardines helénicos empiezan a ser considerados
fundamentales en la recuperación de los enfermos. Que estos pudiesen disfrutar
del aire puro, del sol y de las propiedades medicinales de algunas plantas
siempre fueron elementos importantes a considerar. Su libro Aires, Aguas
Lugares trata de todo esto. Fue el médico que escribió el famoso juramento
hipocrático. Algún día hablaré de este juramento.
En la Edad Media los claustros de los monasterios, que en
muchos casos eran hospitales, brindaban un lugar seguro, a escala humana. Lo
describe San Bernardo (1090-1153), haciendo referencia a sus huéspedes en l’Hospedé de Clairvaux en Francia, relatando los beneficios que
gozan al permanecer al aire libre, estimulando los cinco sentidos y
reconfortando a las personas enfermas o inválidas.
El concepto de estos jardines
meditativos y regeneradores se pierde con la decadencia de los hospitales en los siglos XIV y XV. La sanidad pública
queda entonces básicamente en manos de la autoridad eclesiástica y la mayor
preocupación era la de construir grandes salas desde donde todos los enfermos pudiesen seguir la misa. Estas salas
tenían una planta en forma de cruz como en una iglesia y las ventanas eran
altas y pequeñas de esta forma era
imposible que los enfermos pudieran ver el jardín o sentir el calor
reconfortante del sol.
Sin embargo, en muchos hospitales, la tradición
del patio ajardinado no se perdió, como por ejemplo, en Les Invalides de París, en muchos hospitales ingleses, en Pisa, Trieste,
Viena y Florencia.
Hay que llegar a los siglos XVII y
XVIII, en que se vuelve a tener en cuenta la importancia de la higiene, para
que se considere con más atención el espacio exterior del jardín como factor
curativo.
Es Roger Ulrich uno de los
primeros estudiosos sobre la importancia de las áreas verdes en los sanatorios.
Este autor menciona a Lorenz Hirschfeld, un teórico alemán y experto horticultor del
siglo XVIII, que describe los beneficios que gozan las personas internadas al
entrar en contacto con la naturaleza.
Éste escribe: “El
hospital ha de estar abierto, no
encajado entre altas paredes. El jardín tiene que estar directamente conectado
con el hospital porque la vista de las flores y los escenarios alegres
vigorizan al paciente y la vista del
jardín los alienta a querer caminar. Además, el césped debe tener senderos
secos con sillas y bancos. El jardín debe ayudar a olvidar la debilidad y las
preocupaciones y fomentar una actitud positiva .Los espacios han de tener un césped
cuidado y matas de flores. También pequeños arroyos que corran entre las matas
y, el sonido de las refrescantes
cascadas de las fuentes de entre los arbustos
debe llegar a nuestros oídos. Se han de hacer grupos de muchas plantas para
fortalecer los aromas. Y que el canto de
los pájaros que encuentran abrigo en los árboles nos alegren el corazón con sus cantos.”
Todos conocemos las importantes
reformas que se realizaron en los hospitales ingleses en el siglo XIX gracias a
Florence Nightingale (1820-1910), una
gran defensora de la higiene, la primera
en usar métodos científicos y fundadora de la que sería la moderna escuela de enfermería.
Para ella eran fundamentales el aire libre, los jardines con flores, los
dormitorios bien iluminados y aireados y las cabeceras de las camas cerca
de grandes ventanas.
(continúa...)
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