miércoles, 25 de octubre de 2023

ORGÓN Y TÚ (Un libro serializado) por Lois Wyvell ( continuación_2)

 En las próximas entradas iremos subiendo al blog las traducciones del libro serializado escrito por Lois Wyvell que se publicó en la revista Offshots of Orgonomy VII-3



ORGÓN Y TÚ (Un libro serializado) por Lois Wyvell

( continuación )



Al cabo de pocos meses adquirí la vieja casa Quimby en el otro lado de la montaña en la Orgonón estaba situado y mis idas y venidas no fueron observadas más que por los osos y ciervos. Un amable vecino limpió un antiguo camino forestal que serpenteaba desde mi propiedad hasta la cima de la montaña y hasta Orgonon, así que caminé de un lado a otro a través del bosque.

Sin embargo, nuestra relación no era un secreto, para Tom Ross, el cuidador de Orgonón, me vio en el observatorio  por las noches tarde y temprano por las mañanas, la gente del pueblo nos vio conduciendo juntos por el campo. Eva Reich lo sabia y Simeón Tropp lo sabía. Y cuando vimos que la relación iba a durar un tiempo considerable, Reich se lo dijo a su mujer. Se lo dijo en parte porque no estaba en él vivir una vida de engaño y porque creía que la honestidad entre una pareja casada es esencial, pero sobre todo seguimos la regla que la sociedad requiere para poder seguir funcionando en su habitual forma hipócrita.

Hoy en día, olvidamos cuan rígidos eran los estándares de conducta hace unas décadas. No es que no hubiera tantas o más prematrimonial y extramatrimonial relaciones, sino que estaban formalmente prohibidas; únicamente eras perdonado si jugabas el juego y eras “correcto”, es decir engañoso. Si tú vivías abiertamente con tu pareja estabas condenado y apartado. Reich había estado sujeto  muchas veces a esta indignación publica tanto en su vida privada como profesional ya que no era un hipócrita ni se avergonzaba de su vida amorosa.

Hace mucho tiempo, cuando se llevó a Elsa Lindenberg a la convención psicoanalítica de Lucerna y vivió con ella abiertamente en una tienda en el Lago de Ginebra, sorprendió a sus colegas. Dijo que estaban furiosamente celosos, porque estaban encerados en un hotel lúgubre con sus aburridas  esposas mientras él y su querida Elsa retozaban en el césped, por así decirlo. Nunca le perdonaron. En el tiempo en que lo conocí, era más prudente. También, Ilse era todavía su mujer y él no podía admitir púbicamente  nuestra relación sin herir su orgullo, lo cual hubiera sido cruel.

Aunque duró casi tres años, nuestra relación fue temporal, y pienso que ya sabíamos entonces que lo sería. Reich quería, y dijo que quería, todo en una mujer: esposa, compañera y amante. Yo no quería ser su mujer. Internacional como era en su vida intelectual, era muy “alemán” en su vida hogareña, y en esto éramos extranjeros el uno para el otro, mientras que Ilse era compatible. Nunca amenacé su posición de esposa excepto por un minuto. Un día, inesperadamente, Reich me propuso tener un bebé con él si yo quería también. Consideré la posibilidad durante sesenta segundos antes de rechazar. Fue todo extrañamente formal. Siempre quise tener un bebé y nunca tuve uno. Sólo un bebé muerto. Así que me tomó sesenta minutos largos y eternos para recordar que me había hecho a mi misma la promesa que cumpliría lo que había aprendido por la experiencia, que un bebé debería ser concebido únicamente por un hombre y una mujer que estuvieran realmente casados y quisieran un niño como fruto de su amor, que cualquier otra cosa es una traición para todos, pero sobre todo para el niño.

Creo que Reich realmente quería un niño y me cuidaba lo sufriente para compartir la paternidad conmigo. Él también pudo haber sentido que esta era la única vía que podría liberarse de la relación ambivalente entre él e Ilse, que se había convertido en un tormento para los dos.

(Recordar, esto fue durante el Experimento Oranur, cuando la mayoría de las relaciones en Orgonon estaban tensas hasta el punto de ruptura.)  De todos modos, nosotros nunca hablamos de esto otra vez y yo no ni si quiera lo había necesitado  explicar. Reich sabia que yo tenía razón.

Peo incluso su sencilla relación conmigo estuvo influenciada por las muchas traiciones que había sufrido. Una nota en el diario con fecha del 25 de octubre de 1952 me recordó esto, porque me informa que esa noche él dijo,” Estar conmigo ahora…está bien ahora…pero ¿Cuándo me traicionarás? Lo anoté para acordarme de que había sido traicionado tan a menudo, incluso por las mujeres que quería, que no puedo evitar preguntarse cuando yo, también, llegaría a lastimarlo. En algún momento o en otro, desconfiaba de casi todo el mundo, incluso de Elsword Baker y de mí, ya que había sido traicionado por tantos parientes, amigos y colegas. Sentí y siento que era perfectamente racional para él ser desconfiado en esas circunstancias, no paranoico, como sus detractores siempre han tratado de hacerlo aparecer.

(Continúa...)



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