jueves, 4 de octubre de 2018

SENSACIONES, EMOCIONES Y SENTIMIENTOS-LA ENVIDIA

A continuación tenéis el quinto de una serie de artículos escritos conjuntamente por nuestra compañera Eva Moya y el Dr. Carles Frigola. Este articulo ha sido publicado en el nº 54 de la revista bimensual Girosalut/ nº 09 BarnaSalut.










SENSACIONES, EMOCIONES Y SENTIMIENTOS


LA ENVIDIA


Por Carlos Frigola y Eva Moya

Siguiendo con la serie de artículos dedicados a los sentimientos y las emociones humanas, hoy hablaremos de la envidia.

Definiríamos la envidia como una forma de ataque y odio, entre otras formas de ataque existentes, que nace en un estado mental fantasioso. En esta fantasía nace un sentimiento destructivo que nos impulsa a atacar a un objeto: vecino, compañero de trabajo, hermano, etc. Hay que subrayar que esta agresión es diferente de la que se puede sentir hacia un rival. Esta agresión destructiva puede tener la forma violenta de posesión y control.

M. Klein describe la envidia como un ataque destructivo a un objeto bueno, no al objeto malo. Su postura sostiene que es de origen innato, de nuevo, sin género. Un instinto de arruinar a una persona precisamente por su bondad. De intenciones hostiles hacia un sujeto, expresado desde su fantasía, desde un estado mental de confusión y conflicto. Parece ser que esta fantasía agresiva es innata. O bien, se da en la primera infancia en donde el primer objeto envidiado, por tanto, que se quiere destruir es el pecho de la madre por las frustraciones recibidas.

Es una sensación de confusión entre aquello que es bueno y no lo es; en uno mismo y en el mundo externo más cercano. Recordemos que existe confusión cuando no hay la suficiente distancia entre el yo y el objeto.

Por ejemplo en el enamoramiento fácilmente nos podemos confundir con la otra persona. Klein mantiene que la envidia llega como un obstáculo mayor en el desarrollo de un carácter sano.

Es importante no olvidar que innato no quiere decir inmodificable pues en el curso del desarrollo del niño la modifica suficientemente como para tener una psique de evolución normal.

Por otra parte J.Steiner sostiene que el bien no puede existir de forma aislada. De aquí la ambivalencia en los objetos, que son buenos y malos a la vez. Establece un vínculo entre los objetos que son más difíciles de tolerar, los cuales a pesar de sus cualidades positivas son vivenciados como humillantes, con la aparición de sentimientos de inferioridad. No tolera la bondad del objeto. Esta singular forma de vivir un hecho positivo de forma angustiosa y dolorosa es debido a viejas experiencias siempre a nivel inconsciente. La angustia aparece cuando el sujeto se siente más confortable dando que recibiendo.

Bion propone que el vínculo entre objetos es aquello envidiado. Poe ejemplo: la envidia de un niño pequeño mirando a su madre con un nuevo niño es fácil de reconocerlo.

Es importante no olvidar que innato no quiere decir inmodificable

La envidia también provoca las identificaciones proyectivas: creer que las cualidades de otra persona son las propias. De nuevo fruto de la confusión. A nivel inconsciente es “claro”. Actúa la tendencia a establecer relaciones hostiles con un objeto bueno. Atacar a quien da satisfacción. Esto es debido a vivir en un estado mental infantil y confusional. A creerse omnipotente idealizándose uno mismo.

La envidia no tiene fin. Se podría describir como un sentimiento de insatisfacción eterna. Una voracidad que puede tener como consecuencia una acumulación de objetos echados a perder, experiencias negativas, frustrantes. Provocando más gana y ansia de apoderarse de un nuevo objeto bueno para calmar la angustia interna que no para de empeorar.

¿Qué no es la envidia? Cuando los otros nos copian actitudes nuestras de una manera repetida y sistemática. Por ejemplo: comprar una bicicleta, unos zapatos, un vestido prácticamente idéntico.
¿ De qué depende que envidiemos unos objetos o otros? ¿Por qué uno llega a envidiar? La vergüenza y la envidia se originan en las comparaciones. La envidia es producida por un sentimiento vergonzoso de inferioridad. Parece que la superioridad y la inferioridad vienen a ser los temas importantes. Son los elementos de una lucha competitiva infantil.

¿Cómo deconstruir esta fantasía llamada envidia? En primer lugar es necesario discriminar entre estados psíquicos buenos y malos. Realizando esta separación sin un odio excesivo. Si el odio es excesivo hace que se prolongue el estado confusional. Si el niño no puede salvar de ataques al objeto bueno, no tendrá una experiencia positiva de aquel objeto y no lo podrá introyectar adecuadamente, es decir, no tendrá un buen referente para futuras situaciones. No podrá tener el orden interno necesario para sus nuevas experiencias.

Los elementos de la envidia pueden ser modulados poco a poco pasando por diferentes espectros de intensidad. Como por ejemplo, un estado persecutorio, llegando a los celos incontrolables. Esto deja lugar a la admiración por la misma persona por la que sentimos celos e inferioridad, hasta finalmente, desembocar en un estado de competencia más franca y sana en la persona envidiada en un principio.

¿Es sano negarse la envidia a uno mismo? Quizás nos ayudaría, siempre desde la separación del objeto, la cual nos permite confrontar mejor la realidad, aceptarla como algo que  ha de ser tolerado y poder vivir. Acogerla como una forma de hacer frente a nuestros verdaderos deseos. Reflexionar sobre aquello que uno envidia. Aquello que se desea lleva a una situación incómoda. Demandando  energía y gran determinación. Hay que saber “sólo” si uno mismo está dispuesto a hacer este dantesco esfuerzo a cambio de construir el propio yo. ¿ Existe mayor recompensa o un final más satisfactorio?





Carles Frigola es psiquiatra y psicoanalista. Médico orgonomista.

Eva Moya es diplomada en magisterio. Postgrado en comunicación.

Para ampliar información en otros temas podéis consultar:

 www.wilhelm-reich.org 

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