Así pues, para reparar el olvido aquí teneis otra vez la entrada y su traducción.
El Dr. Carles Frigola colabora con la revista bimensual GiroSalut, publicando temas relacionados con la medicina orgonómica. Teneis a continuación el articulo editado en el nº8.
"Hace más de cincuenta años, el científico Wilhelm Reich fundamentó la hipótesis de la conexión entre la formación de lo que denominó la "armadura"en el ser humano y el fenómeno de la desertización; entre el desierto geogràfico y lo que él califico como "El Desierto Emocional". C. Frigola
EL DESIERTO EMOCIONAL: EL EFECTO ORANUR
Cuando la energía vital (Chi, Prana, etc.) que impregna todo el planeta está expuesta a ciertas influencias perturbadoras, se producen en ella una serie de cambios en su estado original que dan como resultado una fuerte transformación de la misma. Esta energía que Wilhelm Reich llamó energía orgónica, cambia hacia un estado de excitación muy elevado y alterado llamado ORANUR (Orgonomic Antinuclear Radiation)
Entre los elementos que irritan esta energía primordial, el más perturbador se encontrado hasta hoy es la radioactividad. También son causa de su alteración agentes como los rayos X, los microondas, las luces fluorescentes, las pantallas de ordenador, los rayos laser, el radar, o las líneas de muy alta tensión (MAT), con todo, de una forma menos perturbadora que la radioactividad. En este sentido, el efecto ORANUR es claramente demostrable en el hecho de exponer concentraciones altas de energía orgónica con pequeñas cantidades de radioactividad, tal como lo comprobó Wilhelm Reich en su “experimento Oranur”, llevado a termino entre los años 1950 y 1953, en su laboratorio de Orgonon en Maine (EUA).
El efecto Oranur también puede tener lugar cuando coexisten concentraciones naturales de energía orgónica junto con materiales radioactivos, Este es el caso de las pruebas nucleares en la atmósfera (China, India, etc.), o también en el efecto resultante de la catástrofe de Chernovil, que desplegó su influencia negativa sobre gran parte de Europa. En ambos casos, los efectos de Oranur en la atmósfera, en las plantas y en el resto de los seres vivos, son cualitativamente hablando, muy parecidos.
La enfermedad Oranur
Actualmente, muchas personas padecen una sensación de enfermedad o malestar crónico de difícil diagnostico y que algunos médicos engloban dentro de lo que llaman estrés. Lo que pasa en realidad en que desde el accidente nuclear de Chernovil ( con niveles altos de Oranur en toda Europa) los organismos más debilitados, desde el punto de vista energético, empiezan a desarrollar diversos síntomas como: fatiga crónica, dolor y problemas musculares, vértigo, nauseas, irritación de la conjuntiva, sensación de presión en la cabeza o en el pecho, manchas e intensos picores en la piel, palidez y frio alternados con estados de acaloramiento, irritabilidad, temblores, necesidad de tomar medidas rápidas para “airearse” o moverse, cianosis, deposiciones blandas o líquidas, reacciones de tipo leucémico en los análisis de sangre, edemas en las piernas, amnesia, depresiones sin motivo, postración, etc. Todos estos síntomas, cada vez más frecuentes i alarmantes, que padece la población, están causados por el efecto Oranur.
Inicialmente, se detecta en el organismo humano una fase preliminar de sobreexcitación y nerviosismo, que da paso a una segunda fase de paralización y depresión y a una tercera de deshidratación y muerte de los sistemas corporales afectados.
La segunda y tercera fase son debidas a la transformación de la energía orgónica del planeta en una forma muerta de energía llamada DOR ( Deadly Orgone Energy) que roba la vitalidad, el agua y el oxigeno a los seres vivos; es decir, les roba la vida.
Tal como podemos apreciar hoy en día, tanto en el planeta Tierra como en el ser humano, comienzan a manifestarse los síntomas de su actuación. Debido a la presencia intensa de Oranur y Dor, empiezan a tener lugar cambios funcionales a muchos niveles. Por ejemplo, en el hombre, ciertos estados latentes de enfermedades que estaban dormidas en el cuerpo humano a nivel subclínico, es decir, sin síntomas aparentes al principio, empiezan a manifestrse en forma de nuevas enfermedades psicosomáticas. La perdida de oxígeno, de agua y de energía en el organismo produce una desintegración de las células dando lugar a nuevas enfermedades de tipo precanceroso, infecciones bacterianas no habituales y nuevas enfermedades víricas o viroideas de origen desconocido hasta hoy. El Sida, es la parte visible del iceberg.
Alan Cantwell, en su libro Sida: el misterio y la solución, es muy consciente de la contribución de W. Reich en este campo. Cantwell cree que esta nueva “epidemia” es debida a los científicos y médicos, durante el mismo proceso de tratamiento del cáncer, por medio de la terapia radioactiva, no han hecho sino reproducir en los pacientes, ya cancerosos, mutaciones de nuevos virus mucho más activos y contagiosos que los originales.
De esta forma, la sida seria una enfermedad creada por la mano del hombre sobre el organismo humano, un producto de la utilización continuada de medicamentos experimentales con pacientes que ya padecían cáncer, sobre todo en el continente africano, probablemente origen geográfico de la enfermedad. La sida, vista así es un cáncer doble (artificial), producido sobre un cáncer primario.
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