En esta nueva entrada os compartimos la continuación y final del articulo que Wilhem Reich escribió sobre el origen del sentimiento religioso y que se publicó en la revista The Journal of Orgonomy vol.37 nº2.
( Continuación)
Hay que admitir que su profunda convicción tiene un núcleo de verdad, lo que ellos creen realmente existe- es decir, las corrientes vegetativas en sus cuerpos y su caída en éxtasis. El sentimiento religioso es absolutamente genuino, especialmente en las personas de las clases bajas. Sólo se vuelve falso en su rechazo y la negación de su propio origen y la gratificación anhelada inconscientemente. De ahí surge la afectada o simulada actitud benevolente de sacerdotes y devotos religiosos.
En resumen, aunque esta formulación es incompleta, podemos ofrecer las observaciones siguientes:
La excitación religiosa es una excitación vegetativa orgástica enmascarada.
El creyente religioso niega su sexualidad al mistificar su excitación orgástica.
El éxtasis religioso se convierte en un sustituto de la excitación orgástica.
El éxtasis religioso, aunque no produce descarga sexual, provoca una catarsis física y emocional.
El sentimiento religioso es real subjetivamente y tiene una base fisiológica.
La negación de su naturaleza sexual lleva a una insinceridad caracterológica.
Los niños pequeños no creen en Dios. Tal creencia, por lo general, queda anclada en el momento en que son forzados a suprimir su excitación sexual y a abstenerse de la masturbación. En este punto desarrollan ansiedad de placer. Ahora, ellos realmente creen en Dios, desarrollan temor hacia él como el que todo lo sabe y todo lo ve, y lo invocan para que los proteja de su propia excitación sexual. El proceso de evitar la masturbación implica todo lo anterior. El anclaje de las fantasías religiosas ocurre así en la temprana infancia . Pero esas fantasía religiosas no pueden atar las fantasías sexuales del niño y generan las fuerza antitéticas de moralismo y miedo sexual, a menos que estén vinculadas a las figuras reales el padre y la madre. Quien no honra a su padre es pecador- es decir, quien no sacrifica su placer sexual para calmar su miedo al padre puede ser castigado. En las fantasías del niño, el padre vivo, estricto y negador es el representante y el agente de Dios en la tierra; incluso si el respeto por el padre cae victima de la verdadera comprensión de la debilidad paterna y de las deficiencias humanas, aún así el padre permanece en la forma de una fantasía mística de Dios. Así como la dominación patriarcal se refiere a Dios y significa también la autoridad del padre real, por la misma razón, cuando el niño habla de “Dios”, se está refiriendo en realidad a su padre. En la estructura del niño, la excitación sexual, la fantasía del padre, y la fantasía de Dios forman una unidad natural.
En los casos clínicos, esta condición se presenta de forma muy palpable como un espasmo muscular genital. Regularmente con la liberación de la musculatura genital espástica, las fantasías de Dios y el miedo al padre también disminuyen; los espasmos genitales no sólo representan el anclaje psicológico y estructural del miedo religioso, sino que de forma concomitante también producen ansiedad por el placer, que se convierte en el núcleo de toda moral religiosa.
Debo dejar para futuras investigaciones resolver el complejo tejido de relaciones que existen en torno a la estructura humana, los tipos de cultos religiosos y la organización socio-económica. Como base energética, el miedo genital y la ansiedad de placer siguen siendo el agente eficaz para todas las religiones patriarcales negativas del sexo.
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