jueves, 24 de marzo de 2022

ARMADURA Y MÚSICA

 Buenos días, en esta ocasión nos gustaría compartir con vosotros el articulo publicado por Thomas Lorango   en el nº VII de la revista " Offshoots of Orgonomy". “Offshoots of Orgonomy”: es una revista que se empezó a publicar  en Nueva York por colegas y discípulos de W. Reich a partir del 1980. 

Saludos.





 

ARMADURA Y MÚSICA

por

Thomas Lorango

 

 Hace siete años me  obligué a examinar mi armadura y sus efectos en la música, me sentí tan apasionadamente como un profundo pero ingenuo pianista.! Aunque el camino ha sido y continúa siendo, difícil, los resultados han sido mucho más gratificantes y profundamente satisfactorios de lo que hubiera podido imaginar.

A través de la música, pensé que podía expresar los sentimientos que no tenían otra salida en mi vida, usando el piano como consuelo para la depresión y la soledad me había sentido como de niño.

Empecé a tocar el piano a la edad de cinco años, lo acepté rápidamente y me encantaba. En cuanto crecí, pasaba  todo mi tiempo libre practicando y finalmente separado del resto de mi vida. Es virtualmente imposible practicar dos o tres horas al día, ir a la escuela, hacer los deberes y que te quede algo de tiempo para divertirte. Aunque me di cuenta de que esto impedía cualquier tipo de infancia saludable, hasta el día de hoy me siento que la práctica constante y continuada de niño es la llave para una técnica fluida y natural más tarde en la vida. ¡Pobre de mí!, el dilema del artista.

Dejé mi casa a los 16 años para entrar en el Instituto de Música Curtis en Filadelfia, a los diecisiete estaba estudiando el Quinteto de Piano de Brahms con la conductora de música de cámara Karen Tuttle. Formé un grupo de música de cámara para estudiar este quinteto, un trabajo con gran lirismo, pasión y heroico poder, y me sentí totalmente capaz de tocar la pieza- hasta  nuestra primera lección con Karen Tuttle. Ella trató de explicarme que yo estaba cortando mi energía contrayéndome antes de cada acorde que tocaba, produciendo así un sonido feo sin significado real. Yo no entendí de que estaba hablando, es más, pensé que ella estaba realmente loca. Sin embargo, algo al respecto sonaba cierto en lo más profundo  de mí, insinuándome que volviera a ella para escuchar más.

Los puntos de vista de Ms, Tuttle eran desafiantes y me forzaban a reexaminar  la crítica predominante de mis otros profesores---que sentí más de lo que proyecté. Pero me pregunté ¿Qué tiene que ver esto con la tensión muscular? A lo largo del resto de ese año (y en los años que siguieron). Trabajé constantemente con Ms. Tuttle, tratando de entender los conceptos orgonómicos que estaba explicando. Finalmente, pasó. Una verdadera oleada de energía vino a través de la música y me golpeó como un rayo. La música de repente se hizo viva y sentí una libertad y una profundidad  de expresión que nunca antes había experimentado. Pero, tan rápido como vino, se fue. Tenía que ver con algo sobre lo que yo no tenía control, algo orgánico.

Fue entonces cuando Karen Tuttle me dio “La Función del Orgasmo” para leer. Lo devoré, sintiéndome eufórico, aliviado, asustado y nauseabundo. Tocó una cuerda tan profunda que enfermé. Pero empecé la terapia al día siguiente con un médico orgonomista. Me había dado cuenta de que lo que proyectaba mi forma de tocar era la lucha dentro de mí por sentir, no la belleza de la música. Aunque traté de hacer los cambios necesarios de la noche a la mañana y convertirme en un pianista completo al día siguiente, el proceso lleva siete años hasta ahora y aún continúa.

De niño, había escuchado a los grandes músicos del pasado reciente (Arthur Schnabel, Pablo Casals, Fritz Kreisler, Wilhelm Furtwängler, etc.), sintiendo que tenían una comprensión poco común de la música. Sus grabaciones suenan con la vida y me conmovieron profundamente. Ahora comencé a darme cuenta que cuanto más armado está el hombre, menos capaz es de sentir y proyectar la gama completa y profunda de emociones encerradas en las grandes obras de arte. A menudo había estado insatisfecho con los conciertos que había oído de estudiante, sintiendo que las actuaciones eran generalmente frías y mecánicas. Sabía que todos éramos capaces de más, que tenía más que eso en mi---pero, ¿Cómo sacarlo?

La terapia orgonómica fue la respuesta que había estado buscando  durante esos años, Todo empezó a cambiar: mi punto de vista, mis sentimientos, la forma de tocar y mis relaciones. Vi  que neurótico era en realidad, pero también de lo que era capaz, de lo que todos somos capaces.

Mientras mi cabeza comenzaba a despejarse, fui capaz de empezar a tratar con mi vida y mi música productivamente, con menos obstáculos en mi camino. Pero también tuve de aceptar el hecho de que mi crecimiento emocional y musical coexistían y que no podía apresurarlo. Mi tocar se abriría orgánicamente, no con más y más practica mecánica. Desafortunadamente, muchos profesores de música, hoy en día, no reconocen la estrecha relación entre lo físico, lo emocional y lo musical. En cambio, la expresión se enseña a través del método y la técnica, que nunca tiene éxito por sí misma, hora descubrí que a medida que comencé a sentir y experimentar mi vida, podría comunicarla y compartirla a través de la música.

A medida que me vuelvo más saludable, la audiencia se vuelve más entusiasta y receptiva en mis conciertos. Parecía que cuanta más energía era capaz de liberar más emocionada estaba la audiencia. Sin embargo, yo no estaba preparado para la reacción de algunos de mis colegas y profesores. Mientras algunos de ellos estaban felices de que yo hubiera empezado a “abrirme”, otros estaban ofendidos y prensaban que me había vuelto demasiado salvaje y apasionado. Me di cuenta de que si continuaba por este camino tendría que aceptar el hecho de que las reacciones hacia mi música serian más fuertes, tanto más positivas como más negativa. Cuanta más energía mueves, más fuerte es la reacción de la gente hacia ti. ¿Pero, qué otro camino tienes para seguir una vez que has empezado a moverte en dirección a la libertad?

He continuado usando los principios de la orgonomía como base de mi vida y mi trabajo, y nunca me he sentido tan satisfecho. Quizás más personas comenzaran  a darse cuenta de que su armadura es un factor importante que habita en su arte y que es su responsabilidad como artistas hacerle frente. Las grandes obras de arte provienen de una combinación de cerebro y corazón, como expresiones del flujo libre de la conciencia.

Desafortunadamente, nosotros, los que interpretamos la gran música, no siempre tenemos éxito, y nuestras interpretaciones pueden ser superficiales. Hemos de estar en contacto con la salud y el matiz de la emoción dentro de nosotros mismos para dar vida a las grandes obras maestras.

La música puede ser una de las cosas más bellas de la vida, sacándonos de nuestras rutinas diarias a un nivel más alto de consciencia. Soy afortunado de tener la oportunidad de alcanzar esto a través del conocimiento del trabajo de Reich con la ayuda de Karen Tuttle, quien es una influencia singular en mi vida, tanto a nivel musical como personal, de la misma manera que lo es para muchos otros.


* Traducción del original en inglés por Ascensión Martínez

 


No hay comentarios: