Hola de nuevo, ya hemos cargado las pilas y estamos otra vez con vosotros/as.
Para empezar el año aquí tenéis una nueva entrada correspondiente al artículo del Dr. Frigola editado en el número 26 de la revista bimensual GiroSalut. En esta ocasión el artículo nos habla sobre las características del carácter pasivo-femenino.
LA MEDICINA
ORGONÓMICA
EL CARÁCTER PASIVO
FEMENINO
Dr. Carles Frigola
El carácter pasivo femenino es un
carácter que inicialmente era un fálico narcisista pero que ha abandonado
definitivamente el nivel fálico. Así como el fálico-narcisista se defiende
contra sus impulsos de pasividad y homosexualidad inconsciente a través de la
agresión, el carácter pasivo femenino abandona estos impulsos genitales, lo que
le conduce a la rendición y la sumisión mental. Como resultado del conflicto
edípico, en el carácter pasivo-femenino hay aquí una contradicción y antítesis
entre la atracción hacia la madre (de la infancia) y la imagen narcisista de
auto- preservación.
El individuo con un carácter
pasivo-femenino siempre es un hombre (género masculino) y experimenta una
amenaza muy fuerte e inusual frente a los impulsos fálicos de amor y odio hacia
la madre. Y para poder preservar su identidad narcisista renuncia
definitivamente al nivel fálico, se identifica con la madre en el nivel anal y
se defiende contra los impulsos y la agresividad natural a través de la
rendición y sumisión física y mental.
No obstante a nivel del súper yo,
se identifica todavía con el padre y aunque su ideal del yo aspira a ser como
él, no es capaz de alcanzar por sí solo esta posición. Siempre es femenino,
pero quiere ser masculino.
Es un carácter pasivo, reservado,
modesto, educado y débil. Corporalmente es delgado y suave y se parece al
histérico, pero se diferencia de éste porque debajo hay una estructura tenaz,
suspicaz y quejosa. Dentro de él hay una víbora, muy escondida por cierto, pero
dispuesta siempre para el ataque.
Esto es el resultado de un gran
odio reprimido y aplastado que surge de la necesidad de complacer. Esta
contradicción da lugar a un gran sentimiento de inferioridad y a nivel social
da la impresión de ser un individuo que está oprimido y humillado.
Contrariamente al fálico narcisista, que esconde muy bien estos sentimientos de
inferioridad y es capaz de compensar todas las actitudes que no corresponden al
ideal del yo masculino, el carácter pasivo femenino no sólo expresa sus
impulsos anales, sino también las defensas contra la agresión fálica. Como
consecuencia de ello la agresividad natural necesaria para vivir, hacerse un
lugar en el mundo o mantener las relaciones sociales le llena de temor y
aparece una necesidad de conformarse. Este miedo otorga a su musculatura una
espasticidad profunda, a pesar que superficialmente puede aparecer como blanda
y ágil.
Su actitud pasiva está dirigida
hacia las mujeres, pero no espera de ellas una relación sexual sino que insiste
en un nivel anal; es decir, que se le muestre constantemente atención. Aunque
se queja de las mujeres, no puede odiarlas. Su parte homosexual se expresa en las
relaciones de fellatio y coito anal, aceptando siempre el nivel pasivo.
Sexualmente se siente infeliz, insatisfecho e inefectivo. Se ofrece al padre (a
los hombres fuertes) para aplacar al padre interior enfadado, del cual espera
castración. Si el padre real ha sido muy severo, la apariencia es de una
persona educada, obsequiosa y servil. Si bien el carácter fálico-narcisista
siente un orgullo desmesurado por su pene erecto, este carácter se siente
castrado.
La razón de ello es que la
energía. Libidinal se inicia en el pene, pero se dirige enseguida hacia atrás,
hacia la zona anal. Esto le da una visión de la vida típicamente pasiva. Posee
la fantasía de ser penetrado analmente y tener que dar el pene a los demás,
sean hombres o mujeres, que ya siente en el fondo de sí mismo que su pene (su
potencia) no le pertenece.
nteractúa con el mundo como un observador pasivo, siendo complaciente, modesto y retirado. El trabajo escogido es un reflejo de su estructura; si entra en el territorio social de la competencia, entonces se siente inadecuado. Se arrastra y huye.
En sus relaciones sexuales con los hombres lo que busca en realidad es un pene fantaseado. Si existe una verdadera actividad homosexual continua, entonces aparece la impotencia. Se siente aterrorizado por la agresión, pero paradójicamente esta misma agresión la experimenta como excitación sexual. Hacia las mujeres casi siempre siente desprecio, aunque disimulado.
En el caso de los homosexuales activos que pertenecen al grupo fálico narcisista sus impulsos sexuales están al servicio del “drive” fálico, en ellos el objeto sexual que les satisface es siempre el hombre débil, sumiso y castrado. Respecto a la homosexualidad femenina, aquí debemos hacer una diferenciación entre el lesbianismo activo y aceptado plenamente por la persona, del seudo-lesbianismo que se da en las mujeres con un carácter histérico. En algunas mujeres histéricas puede darse una actividad abiertamente homosexual.
Esto no es un verdadero lesbianismo, el cual lleva implícito una completa identificación con el sexo opuesto. En realidad se trata de un profundo miedo a emocionarse por el hombre y a un exceso de sugestionabilidad, lo que les permite a este tipo de mujeres una gratificación sexual más inconsciente, en el sentido de conformase pero, al mismo tiempo, disfrutar de los avances homosexuales.
Debemos notar aquí que la homosexualidad no es exclusiva del carácter pasivo- femenino. Hay hombres homosexuales que pertenecen al carácter fálico-narcisista.
Estoy dando aquí una visión orgonómica y describo la sexualidad humana desde el punto de vista clínico, no social. Cada persona es libre de ejercerla como quiera y desee.
La situación edípica de estas mujeres (es decir, el contacto emocional con los hombres es evitado, ya que sienten mucha ansiedad) favorece aún más el que estas mujeres se aproximen a otras mujeres que comparten los mismo rasgos caracteriales. Se encontrarían en una situación parecida a la que se daba en los harenes islámicos.
El carácter pasivo-femenino, cuando quiere expresar la agresión, primero se empequeñece a sí mismo (castración) y después empieza a sentir culpabilidad (masoquismo).
De este sentimiento masoquista de buscar inconscientemente el dolor y el sufrimiento hablaremos en el próximo número de GiroSalut.
El Dr.Carlos Frigola es psiquiatra, psicoanalista. Premio Pascual y Prats del Colegio de Médicos y de la Agrupación de Ciencias Médicas de Gerona. Dip. Tavistok Clínic y Institute of Human Relations. Londres.
Director de la Fundación Wilhelm Reich. Miembro del American College of Orgonomy. Autor de diversos libros. Trabaja en la Clínica de Medicina Orgonómica de Creixell. Borrassá. Tel. 972 50 62 91.
www. Wilhelm-reich.org y en el blog: compartir-wilhelmreich.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario