jueves, 10 de noviembre de 2011

LA SEXUALIDAD EN LOS ADOLESCENTES

Esta publicación  en la revista  Sciences orgonómiques 2Année nº 6 - 1987. Corresponde a un artículo  del Doctor Wilhelm Reich aparecido en Der Sexuelle Kampf der Jugend.Verlag fur Sexualpolitik, Berlin, 1932.


LA SEXUALIDAD EN LOS ADOLESCENTES*

Doctor Wilhelm Reich



Nota de Dr.Barbara G. Koopman: Esta monografía, escrita en 1932, es de un interés histórico para el estudiante en ciencias orgonómicas; refleja la influencia de la doctrina marxista sobre Reich. En esta época Reich había esperado que las únicas sociedades revolucionarias, como la Unión Soviética, se hallaría en situación de aliviar el desamparo emocional de las masas favoreciendo métodos adecuados de economía sexual. Reich perdió muy rápidamente sus ilusiones cuando la Unión Soviética revocó todas las medidas de economía sexual para volver a la represión de otro tiempo. Cortó , pues, todo lazo con el marxismo y la Unión Soviética, dándose cuenta de que la afirmación de la sexualidad no pasaba por decretos políticos. No obstante, los aspectos clínicos y teóricos de este artículo permanecen válidos.


Incluso antes que los adolescentes sean sexualmente maduros y preparados para tener relaciones sexuales, la impulsión sexual se encuentra ya presente y se manifiesta en realidad bajo diferentes formas desde la más tierna infancia.

Una de estas formas, que aparece finalmente de tanto en tanto en primer plano y que realiza la transición hacia la vida sexual adulta, es la que llamamos onanismo o masturbación. Tanto en la educación religiosa como en la laica, la masturbación de los niños y de los adolescentes es considerada como un pecado grave, como un fenómeno muy peligroso y perjudicial para la salud. La sexología moderna nos ha permitido, solamente desde hace poco, considerar el onanismo como una fase de transición completamente normal entre la sexualidad infantil y la adolescencia. Nos hemos interrogado mucho para saber cuales son las razones que empujan a los jóvenes al onanismo. Es sólo después de  desembarazarse de la concepción, según la cual la autosatisfacción es un pecado, que ha sido posible reconocer que es simplemente la expresión de la tensión sexual corporal y psíquica en el organismo juvenil; que no se distingue en absoluto, en principio, de un simple prurito o de un picor en la piel, puesto que ella reposa igualmente sobre la tensión de un órgano, tensión que puede ser suprimida por el frotamiento. El onanismo (1) se distingue por supuesto del picor banal por una intensidad mucho más importante de la tensión y la satisfacción.

Se ha discutido mucho para saber si el onanismo es perjudicial o no. Algunos mantienen que es inofensivo, otros, con la misma vehemencia, que es nocivo. La cuestión está mal planteada de esta manera. Más bien debemos preguntarnos cuándo y en que condiciones el onanismo es perjudicial o no. Se ha presentado hasta ahora la continencia como la única forma de vida posible de los jóvenes y como la mejor solución al problema; caímos más tarde en el defecto inverso presentado el onanismo como absolutamente inofensivo y como la única salida y la mejor solución al problema de los adolescentes. Veremos que esta concepción es simplemente una forma de escapar al problema más crucial y el más difícil de resolver de la vida sexual del adolescente, es decir, el problema de las relaciones sexuales.

La autosatisfacción o la satisfacción recíproca de los niños y los adolescentes antes de la madurez sexual nace de necesidades físicas fundamentalmente naturales. Sin embargo en la edad de la pubertad, la sociedad no deja a los adolescentes mas que la elección del onanismo, sola y exclusiva posibilidad de actividad sexual, puesto que a esta edad las relaciones sexuales son oficialmente prohibidas, tabús y rodeadas de diversas medidas, resultan difíciles incluso imposibles. Estudios antropológicos muestran claramente que el onanismo no es una actividad sexual natural de los adolescentes en la pubertad, siendo el caso que en algunas tribus primitivas no se crea prácticamente ningún obstáculo a que los jóvenes tengan relaciones sexuales.

Para una evaluación correcta del onanismo, es necesario hacer la distinción entre las formas patológicas y las formas normales de autosatisfacción.

A fin de definir cual es la forma sana, inofensiva del onanismo al inicio de la pubertad, debemos llevar nuestra atención sobre los adolescentes que comienzan a masturbarse sin haber estado influenciados por sus padres o la religión o la literatura pornográfica. El joven siente una tensión en el órgano sexual, y lleva su mano allí, la primera vez lo hace inconscientemente; la eyaculación es a menudo para él una total sorpresa y el resultado es un alivio y un apaciguamiento sexual durante dos, cuatro o cinco días hasta que reaparece la tensión. Empieza a habituarse a la sensación de tensión y a la sensación de apaciguamiento y continúa procurándose la autosatisfacción de forma cada vez más voluntaria. El no tiene sentido de culpabilidad, ni ninguna opinión sobre este hecho, no ve ningún mal y en consecuencia el desarrollo de su excitación no es alterado de ninguna manera.

Estos jóvenes están absolutamente sanos hasta que son asustados por sus padres, compañeros, o uno de esos libros pornográficos que caen en sus manos; entonces únicamente se despierta en ellos el pensamiento de que cometían una cosa completamente terrible; entonces empiezan a luchar contra la pulsión o la autosatisfacción. Esto se desarrolla exactamente de la misma forma en el chico como en la chica. O bien tratan de rechazar completamente la pulsión de jugar con sus partes genitales, o bien toleran el onanismo hasta un cierto grado, pero creen generalmente que el orgasmo, que se manifiesta por un ligero oscurecimiento de la consciencia (teniendo en el caso de la chica un aumento de las secreciones vaginales) es particularmente perjudicial.

Este punto de vista es completamente falso; es justamente entonces cuando empiezan a desarrollarse verdaderos disturbios somáticos y psíquicos, disturbios debidos a estasis y a la inhibición del desarrollo normal de la excitación sexual. El sistema nervioso es puesto en movimiento por el bloqueo del desarrollo de la excitación y los síntomas de los que se quejan entonces los adolescentes son la expresión de disturbios somáticos reales. No es por consiguiente el onanismo, pero si su inhibición, el sentimiento de culpabilidad, el miedo y los remordimientos los que causan estos disturbios. Es por eso que es necesario dejar proseguir la masturbación hasta su fin, una vez que ha comenzado con el fin de no alterar la satisfacción. El que sufre del sentido de culpabilidad, consciente o inconscientemente, no se hallará en situación de continuar la masturbación sin interrumpirse a menos que no se dirija a un centro de consulta sexual o que se confíe a su jefe de grupo que puede ayudarle a procurar que su timidez, su pequeño secreto no aumenten sus sentimientos de culpabilidad.

Hemos de citar también otras formas de supresión de la masturbación, es decir: la excitación sin satisfacción final (en los jóvenes por impedimento de la eyaculación); la prolongación de la excitación por interrupciones muy frecuentes o por la parada de la excitación; la tentativa de provocar la erección del miembro flojo en ausencia de excitación sexual; en la chica, la costumbre de masturbarse con objetos angulosos o puntiagudos (la cual cosa pasa muy a menudo); la excitación reciproca entre compañeros del sexo opuesto o del mismo sexo sin esperar el acmé.

Los fantasmas sexuales, conscientes o inconscientes, están siempre ligados al onanismo. Si los fantasmas representan contactos sexuales, abrazos o besos, no hay razón para inquietarse. Pero si fantasmas de golpear o ser golpeado, o de este tipo empiezan a aparecer durante la autosatisfacción, el adolescente debe rápidamente dirigirse a un centro de consulta sexual o confiarse primero a un camarada de más edad si no sale de el mismo comprometerse en la vía de las relaciones sexuales.

La relación sexual no inhibida y sexualmente satisfactoria es generalmente la mejor forma a estos disturbios nacientes de la sexualidad. Esto supone siempre la eliminación de los secretismos en el grupo o la organización. Cada chico o chica debe sentirse a gusto si el (ella) quiere discutir de sus dificultades sexuales con los otros miembros de su grupo.

Muchos jóvenes temen, masturbándose, de perjudicar su sistema genital o volverse impotentes más tarde. Hoya podemos decir ya con toda seguridad que, en la medida que la autosatisfacción se desarrolle sin trastorno y procure plena satisfacción y relajación, no existe peligro ni para presente ni para el futuro. En alguno la masturbación puede ser difícil desde la infancia, porque empieza la actividad sexual en general con sentimientos de culpabilidad y de miedo debido a la educación sexual recibida. Este es el caso más frecuente hoy.

Otro puede tolerar durante todo un año la satisfacción sexual por el onanismo antes de que deje de procurarle un relajamiento completo de la tensión. Un tercero puede sufrir de una falta de satisfacción, muy temprano. En este caso no podemos más que aconsejarle, desde un punto de vista puramente médico, tener sin vacilación relaciones sexuales desde el momento que la masturbación no cumple su función de satisfacción y desde que se encuentra asociada al desagrado, al sentido de la culpabilidad, a la ausencia de placer. Pero este punto de vista puramente médico, lo sabemos nosotros mismos, lo hemos vivido, es difícilmente realizable para la inmensa mayoría de los adolescentes, porque el problema más importante a resolver es la prohibición de las relaciones sexuales en los adolescentes.



Un adolescente, que puede contentarse con la masturbación hasta los diecisiete o dieciocho años, se encuentra en una situación relativamente fácil. Pero un chico o una chica puede alcanzar la madurez física o emocional antes, y en ese caso, no se contentara más con la masturbación y se sentirá fuertemente atraído hacia las relaciones sexuales. Nos encontramos aquí frente a un problema difícil, no solamente para cada caso particular, sino también para el conjunto de jóvenes.

Doctor Wilhelm Reich

Es absurdo fijar un límite de edad para determinar la maduración o la inmadurez, diciendo más o menos esto: “Hasta tu dieciséis aniversario tú no tienes derecho a tener relaciones sexuales, a partir de tus dieciséis años esto te está permitido”. Estos jóvenes sienten mucho más que los otros las desventajas de la masturbación frente a las relaciones sexuales. No solamente el displacer y el disgusto son más grandes después, sino que los peligros asociados a la masturbación insatisfactoria, aumentan. Por ejemplo si el joven no consigue, por razones externas o internas, a tomar la decisión hacia las relaciones sexuales y una vida sexual madura, si la vía de su desarrollo le es bloqueada, puede fácilmente retroceder, es decir volver a fantasmas infantiles y no está más en el estado apropiado correspondiente a su desarrollo. En estos jóvenes notamos una intensificación de pulsiones de diversa naturaleza, como la homosexualidad. La intensificación de la masturbación mutua entre los adolescentes del mismo sexo en los grupos de jóvenes es debida a la prohibición social de las relaciones sexuales y a la separación de los sexos. Se manifiesta entonces por primera vez inclinaciones perversas como: el voyerismo, el exhibicionismo, la pederastia; las tendencias sado-masoquistas de golpear o ser golpeado que normalmente son inhibidas y debilitadas en el momento de la madurez sexual, alcanzan entonces su pleno efecto como consecuencia del estasis sexual consiguiente a la ausencia de satisfacción.

Sin querer ser alarmistas, tenemos la certeza que se puede causar tales disturbios impidiendo el inicio de la vida sexual normal en el adolescente cuando siente esta necesidad presente. No podemos negar los hechos y debemos reunir todas nuestras fuerzas con el fin de cambiar los hábitos socio-sexuales tan perjudiciales para nuestros jóvenes. Debemos intentar con todas nuestras fuerzas persuadir al grupo de los jóvenes que sus conflictos, que sus sentimientos de culpabilidad ligados al onanismo, sus disturbios, sus extravíos sexuales no les son imputables, que no son hereditarios, pero son esencialmente las consecuencias del orden sexual burgués capitalista que comprime el desarrollo natural normal, de la sexualidad.

El onanismo en el momento de la pubertad presenta por otra parte, desde un punto de vista de pura higiene sexual, toda una serie de desventajas en referencia al acto sexual; repliega al joven sobre si mismo en su vida sexual, le facilita la obtención de satisfacción y debilita de esta forma su impulso de buscar una compañera sexual y a desarrollar su cuerpo y su espíritu en esta búsqueda. La segregación sexual junto a la prohibición social de tener relaciones sexuales es la razón por la cual, en nuestros días, el periodo de la masturbación ampliamente sobrepasa el estadio en donde se vuelve nociva, para la mayor parte de los chicos y chicas. Ella facilita los ensueños y la pérdida de interés por los problemas socio-políticos; si no es ciertamente el caso al principio, en cambio cuanto mas remplace la masturbación el acto sexual los jóvenes no vivirán los problemas reales. Siendo dado que la burguesía mantiene y acentúa la segregación de los sexos engendra la masturbación homosexual ya sea en el caso de los chicos como en el caso de las chicas, produciendo así exactamente lo que ella castiga severamente en sus ataques contra la homosexualidad.

Existe en fin otro riesgo ligado a la masturbación en exceso prolongada sin el paso consecutivo a las relaciones sexuales: muchos adolescentes que han pasado el estadio de la masturbación no pueden más tener relaciones sexuales por razones internas o externas (represión sexual, timidez, molestia, falta de dinero, gran pobreza). Hasta si niegan la huida en la homosexualidad, se encuentran en la obligación de reprimir sus pulsiones sexuales (así como sus fantasmas) a la edad de 17, 18 o 19 años, precisamente en el momento culminante de su maduración sexual. Preparan de esta manera el terreno a los desordenes sexuales, a los desordenes de la potencia y a las dificultades de orden emocional ligadas a las relaciones sexuales, que favorecen tan a menudo el desarrollo de perturbaciones psíquicas posteriores.

La inmensa mayoría de los problemas sexuales que encontramos en los centros de consulta sexual (80% de las personas que vienen para consultar son sexualmente perturbadas) son debidos o a alteraciones de la vida sexual infantil, a la represión de la actividad sexual en el momento de la pubertad, o periodos mas o menos largos de continencia consecutiva periodos más o menos largos de onanismo en el momento de la pubertad.

En resumen podemos decir que: el onanismo en el momento de la pubertad es por cierto la mejor solución en las condiciones actuales de la vida sexual de los adolescentes en el capitalismo. Pero sólo lo es durante un cierto tiempo; además, no es válida para todos los adolescentes, pues algunos tienen necesidad de tener relaciones sexuales antes. La mayoría de los adolescentes no pueden satisfacerse de la solución que les procura el onanismo; realmente han sufrido en este punto la represión sexual a la que han estado sujetos durante la infancia que han perdido la capacidad de masturbarse sin sentimientos de culpabilidad. Esta es la razón por la que el onanismo no es, como muchos creen, la solución al problema de los adolescentes.

*Articulo aparecido en Der Sexuel Kampf der Jugend. Verlag fur Sexualpolitik, Berlin, 1932.

1. NDLR: Hay que subrayar que Reich a utilizado sobretodo, a lo largo de este artículo la palabra onanismo (de Onan, personaje bíblico) para cualificar la búsqueda solitaria del placer sexual y no la palabra peyorativa de masturbación ( manus, mano + stupratio, acción de manchar). Nos parece que seria deseable utilizar en el lenguaje corriente la palabra “onanismo” puesto que suena mejor que masturbación, quiere decir la misma cosa, es menos tosco y se presta menos a ideas deformadas y sucias que masturbación puede inspirar.




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