MEDICINA ORGONOMICA
LA ESTRUCTURA DE CARÁCTER (IV)
Dr. Carles Frigola
Wilhelm Reich descubrió que en el cuerpo humano existen 7 segmentos en donde la energía sexual puede bloquearse: el ocular, el oral, el cervical, el torácico, el diafragmático, el abdominal y el pélvico.
El segmento torácico comprende los músculos intercostales, los pectorales, los escapulares, el trapecio, el latísimo, el romboide, el infra espinal y otros músculos menores. También se incluyen la caja torácica con su contenido: los pulmones y el corazón.
En la neurosis encontramos una actitud crónica de un cierto bloqueo en la inspiración, que es una señal de la imposibilidad de sentir realmente una emoción. En la psicosis, la respiración nunca es plena y el bloqueo se produce a la vez tanto a nivel torácico como ocular. En los pacientes depresivos existe una inmovilización torácica debido al propio proceso de un duelo inconsciente.
La armadura del segmento torácico afecta la función energética de cualquier otro segmento. En los pacientes con una carga energética alta, la movilización del segmento torácico puede ser peligrosa y es necesario buscar primero una salida de la energía, por ejemplo a través de las piernas.
A casi todos los pacientes que vienen a la terapia se les manifiesta algún grado de la armadura en el pecho. En algunos de ellos el tórax puede ser granítico, marmóreo, después de largos años de represión. Vivir la propia vida con el pecho libre de armadura implica sumergirse en las corrientes de la existencia con atrevimiento y energía. Como esto es muy difícil la armadura torácica sirve de “sordina”, esto significa reducir el nivel de energía cuando el dolor y el conflicto son demasiado intensos. De esta forma se suavizan y se vuelven más tolerables situaciones duras y difíciles.
La armadura del tórax empieza en la infancia, cuando el bebé empieza a estar sujeto al agravio de las largas e inevitables separaciones de la madre. Esto crea una persistente tensión muscular y una respiración inadecuada.
El asma se produce en un tórax inmovilizado y armado. El niño asmático puede presentar una fachada calmada para cubrir su ansiedad profunda, es decir, rechaza ser ansioso. Detrás de esta existe una rabia profunda que proviene de su incapacidad para mostrar ansiedad. Así : Asma = Fachada calmada+ Ansiedad superficial + Rabia +Ansiedad profunda.
En la película de Jose Luis Cuerda “La lengua de las mariposas” (1998), el protagonista es un niño asmático que para poder sobrevivir en el mundo de los adultos (la Guerra Civil española) tendrá que expresar al final toda su rabia contra su propio tutor y maestro de escuela, que fue, precisamente, quien lo inició en los valores de la amistad y la libertad.
Las emociones que se encuentran ancladas en el tórax son la desesperación (“me han destrozado el corazón”) el llanto amargo, la rabia profunda y sobretodo la pena y el anhelo. Cuando se expresan estos sentimientos se produce un alivio y una relajación emocional: “me he quitado un peso de encima” (del tórax).
Cuando existe una retirada de la energía del tórax, las manos suelen estar frías y húmedas. El síndrome de ansiedad se origina sobretodo en el segmento torácico: existe un miedo a enfrentarse con la emoción reprimida, el paciente percibe su armadura como un cuerpo extraño y lo expresa con frases como: “Percibo algo parecido a una opresión”, “Me cuesta respirar”, etc.
Los desordenes del aparato respiratorio (enfisema, bronquitis, asma, cáncer, etc.) están asociados a la armadura en el pecho. Lo mismo podríamos decir de la hipertensión. La armadura torácica tiene la función de inhibir la energía corporal, la tristeza y la pena. No es extraño que el leguaje vernáculo asocie el corazón con las emociones del amor. El pecho se agita con un deseo, late con la ira y se contrae con los sollozos. La armadura torácica expresa autoridad y contención y un “no me afectan los acontecimientos”. Es una mordaza de las emociones profundas.
Los pacientes se sorprenden de la “movida interior”, que unas pocas respiraciones plenas pueden producir. El pecho que se encuentra en contención es sobretodo un “No quiero”, de forma que la habilidad para dejarse ir y librarse al mundo emocional depende de la movilidad y de la capacidad de este segmento para relajarse: entonces aparecen las memorias, los malos tratos y las correspondientes emociones infantiles. A las mujeres la armadura torácica las predispone a tener unos pechos fríos e insensibles y experimentan una ligera ansiedad al dar el pecho.
Hemos de señalar aquí la diferencia entre la medicina orgonomica y el yoga. Este vincula el inspirar profundamente con la exhalación; una respiración larga y controlada: su objetivo es el control. La respiración en orgonomia vincula una inspiración profunda y una expiración descontrolada: el énfasis se focaliza en la desinhibición del aire inspirado. Su objetivo es mirar cara a cara la libertad y el abandono de los mecanismos de control: el reflejo del orgasmo que es del todo opuesto al objetivo del yoga.
La inhibición de la respiración para disminuir el malestar, manteniendo la inspiración todo el tiempo que sea posible; de esta forma la sensibilidad corporal está controlada. El dolor es más soportable, el bloqueo no es tan dramático; sólo hay que impedir la terminación de la expiración.
El segmento torácico también incluye las extremidades superiores. La armadura de este segmento produce una inhibición de la agresividad. Se expresa con los movimientos tensos de los dedos o con las manos inquietas. Hay personas con un “tacto” tan rudo y desagradable que se parece a la áspera corteza de un árbol. Su capacidad de percibir la ternura con las manos brilla por su ausencia. Las manos frías y húmedas y el sudor frío son un signo inequívoco de ansiedad causado por un bloqueo torácico.
Si el segmento torácico está libre de armadura aparecen espontáneamente los sentimientos de ternura y deseo. El pecho libre es vivaz y dulce con una expresión de complacencia, mientras que el cuello y la cabeza se inclinan sutilmente hacia atrás sin miedo.
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