jueves, 10 de noviembre de 2016

EL PSICOANÁLISIS-Teoría y fundamentos de la técnica ( II )

Continuamos las publicaciones anteriores que tratan sobre la técnica psicoanalítica: su teoría y fundamentos.
En esta ocasión compartimos el  artículo escrito por el  Dr. Carles Frigola  editado   en el nª 43 de la revista bimensual Girosalut.





EL PSICOANÁLISIS

Teoría y fundamentos de la técnica II

Dr. Carles Frigola

En el anterior número de GiroSalut explicamos las diferentes etapas de todo psicoanálisis y el papel que juega la transferencia, que es la proyección de las partes infantiles del paciente en el  analista. Dejamos al paciente en un momento en donde su mente está dividida entre una parte que ya sabe mitigar el dolor, la angustia y el sufrimiento y otra parte que ya proporciona una comprensión mental.

Al dejar claras las funciones geográficas de la mente (entre las áreas del yo y las del objeto de amor, o entre las partes infantiles de la personalidad y las partes adultas) surgen nuevas configuraciones transferenciales. En este momento que llamamos Claustrum o contacto emocional sustitutivo, el analista utiliza una nueva técnica interpretativa. En el proceso psicoanalítico el paciente presenta ahora comportamientos superficiales, como un intento de seguir estableciendo relaciones infantiles consigo mismo y con los otros. Por descontado también con el analista. La conducta del paciente no es del todo sincera, hay una paciencia forzada o una falsa sonrisa. En la vida privada aparece coquetería, timidez, promiscuidad o vergüenza sexual. El paciente se expresa de una forma afectada y su conducta es condescendiente, dignificada, omnipotente y falsa. En el diván aparecen movimientos corporales comprometidos o gestos extravagantes.

 A medida que se van interpretando todos los síntomas infantiles en el diván, el paciente inicia una nueva transferencia hacia el analista que llamamos pecho-water. Esto hace que el paciente deje de proyectar y expresar sus angustias (sus excrementos) en el mundo exterior ( los objetos externos) y lo hace exclusivamente hacia el analista y hacia el análisis . Lo que da lugar a un nuevo objeto transferencial que ya puede ser introyectado. Es decir, disminuyen los fenómenos proyectivos o agresivos que han aparecido hasta ahora y aparecen los fenómenos introyectivos. Menos proyección y más consciencia.

Al aparecer las configuraciones edípicas triangulares, surge en el análisis el problema de los celos, los anhelos de gratificaciones no satisfechas que van inundando la relación de transferencia. El peligro o el riesgo de esta etapa del psicoanálisis (el estudio de la mente) es que surja una erotización y una idealización recíproca entre el paciente y el analista y con una nueva negación o anulación de la diferencia entre las partes infantiles y las partes adultas de la personalidad del paciente.

El análisis entra en una nueva etapa en la cual se han de ordenar estas confusiones zonales en referencia a las diferentes zonas erógenas corporales y la relación del yo con estas zonas. Los pacientes que se encuentran en esta etapa creen que su comprensión y sus auto-interpretaciones son mejores que las que le ofrece el analista. El paciente es como un joven que quiere independizarse de los padres (el analista) pero que al mismo tiempo los necesita para que le avalen. La elaboración de  estas confusiones, refuerzan la dependencia introyectiva: el analista es el que le ofrece la nutrición mental para el crecimiento y la integración de la personalidad, lo que da lugar a las funciones paternas lo que es altamente constructivo para la mente del paciente. Al mismo tiempo este “padre interno” repara el mal ocasionado a la “madre interna” por la excesivas proyecciones agresivas anteriores.

Esta introyección del “objeto paterno” es diferente en el caso de que l paciente sea una mujer o un hombre.Todo y que el final del recorrido analítico será el mismo, los dos toman caminos separados. Además en el caso de la mujer, este recorrido es mucho más largo que en el caso del hombre, puesto que tendrá que realizar el camino de ida y vuelta.

Cuando el analista consigue la unión en el mundo interno del paciente de las funciones paterna y maternas se constituye un nuevo estado mental, una base más solida, por decirlo así, donde asentar el reconocimiento de la realidad psíquica y la capacidad simbólica que tienen todas las relaciones humanas maduras. Antes, el paciente estaba solamente interesado en como experimentar con otras personas las sensaciones corporales que le producían las zonas erógenas.


Se da oportunidad de esta forma  al autoanálisis verdadero, diferente de las presunciones de sabiduría o omnipotencia que caracterizaban las etapas anteriores (la primavera y el verano de la mente). En el próximo número de Girosalut continuaremos describiendo las siguientes etapas (el otoño), el proceso de duelo del objeto: el destete, donde aparecen en el horizonte la amenaza de nuevos peligros al mismo tiempo que nuevas aventuras al paciente

El Dr.Carlos Frigola es psiquiatra, psicoanalista. Premio Pascual y Prats del Colegio de Médicos y de la Agrupación de Ciencias Médicas de Gerona. Dip. Tavistok Clínic y Institute of Human Relations. Londres.
Director de la Fundación Wilhelm Reich. Miembro del American College of Orgonomy. Autor de diversos libros. Trabaja en la Clínica de Medicina Orgonómica de Creixell. Borrassá. Tel. 972 50 62 91.

www. Wilhelm-reich.org y en el blog: compartir-wilhelmreich.blogspot.com