martes, 6 de marzo de 2018

SENSACIONES, EMOCIONES Y SENTIMIENTOS


 A continuación tenéis el primero de una serie de artículos escritos conjuntamente por nuestra compañera Eva Moya y el Dr. Carles Frigola. Este articulo ha sido publicado en el nº 50 de la revista bimensual Girosalut/ nº 05 BarnaSalut.









SENSACIONES, EMOCIONES Y SENTIMIENTOS

Por Carles Frigola y Eva Moya

Es este el primero de una serie de artículos dedicados a los sentimientos y emociones humanas básicas, las desgranaremos de manera orgonómica (del organismo) para facilitar la comprensión de éstas e intentaremos comprender su funcionamiento siempre imprevisiblemente complejo. Observaremos y notaremos como se mueve la energía corporal de uno mismo en estos diferentes estados emocionales.
Toda esta energía o “fuerza de la naturaleza” que invade nuestro interior está constantemente en movimiento. Esta energía fluctúa: ahora se acumula, ahora se descarga, Oscilación similar a la respiración. Un vaivén de ritmo singular en cada individuo, diferente en cada sujeto.

Este movimiento energético despierta sentimientos y emociones fruto de las interacciones que tenemos con nuestro entorno. Este contexto en cual existimos se modifica y nos modifica perpetuamente de acuerdo con la cultura, la comunidad y la época que nos toca vivir. Un claro ejemplo que ha hecho aflorar sentimientos y emociones intensas y diversas ha estado la situación histórica, cultural y política vivida en las últimas semanas en Cataluña.

Para llevar a término este desglose de las emociones consultaremos el método del psicoanálisis de W. Reich (1897-1957). En una secuencia de la serie de televisión de la BBC sobre la India Británica de los años 40 La joya de la Corona, un psiquiatra, que había tenido éxito en sacar a una joven paciente de un estado depresivo, fue preguntado en el marco de una reunión que tipo de psiquiatra era si freudiano o jungiano. El replicó que creía en el psicoanálisis que proponía Wilhelm Reich el cual pensaba que las tensiones corporales, el poder de expresarse emocionalmente sin bloqueos y una vida sexual satisfactoria eran los tres pilares donde descansaban una buena salud física  y mental.

 ¿Por qué han tenido tanto éxito sus ideas? Probablemente sea debido a haber ganado el conflicto que tenemos planteado todos los hombres y mujeres del siglo XXI entre el homo conmotio contra el homo loquens. Estos principios en confrontación, viejo dilema todavía en nuestra época, lo expresaban claramente en la antigua Grecia con los personajes de Dionisio- en representación de la vida, la voluntad y los sentidos -contra Apolo con el rol de la razón, el equilibrio, el orden y la moderación.

Por lo tanto sería contraponer, las emociones contra las palabras, el sentimiento contra las ideas, la experiencia por encima del discurso intelectual. Para Reich, la salud es la cualidad emocional en que el ser humano vive su propia vida, la posibilidad de vida que más se identifique: dejando fluir libremente la energía en el interior de su organismo. El lenguaje popular lo expresa de una forma mucho más gráfica: “Le hierve la sangre de entusiasmo”, “manos frías, corazón caliente”

En este sentido comentaremos que las emociones humanas básicas sanas son tres: La rabia, el placer y la ansiedad.

En primer lugar, diremos que la rabia o la agresividad sana se produce cuando el flujo de energía corporal se dirige y se expresa hacia los músculos. Como por ejemplo durante la práctica de una actividad deportiva.

Seguidamente el placer o la expansión aparecen cuando la energía fluye hacia la piel, notando que los genitales son la parte más especializada de la piel.

Y finalmente la ansiedad que surge cuando el flujo de energía se dirige desde la periferia del organismo ( piel) hacia los órganos internos, provocando una contracción del organismo que se siente como un malestar interior, Por ejemplo, delante de una situación hostil externa donde permanecemos impotentes el flujo de energía corporal cambiará. Este irá hacia nuestro interior. No tendrá oportunidad de descarga: Causando ansiedad, molestia, opresión, inquietud.

Existen dos emociones  adicionales, subsidiarias más complejas: el anhelo y la tristeza. En el anhelo, el flujo energético va dirigido básicamente hacia el pecho, los brazos, la boca y la pelvis. Se experimenta como un deseo de unión, de acoplamiento con otro ser humano y se exprese como una necesidad de buscar a alguien querido, o a alguien que no está presente, pero que es deseado. Es la necesidad de contacto emocional.

La tristeza, en cambio, es una reacción a una pérdida y al duelo. Entendiendo el proceso de duelo como una pena o sufrimiento fortalecedor durante el cual se deja de invertir la energía de uno mismo en situaciones o personas (objetos) determinados que se convierten en pasado.
Durante este proceso “de dejar” objetos antiguos en cual sentimos tristeza estamos al mismo tiempo recapitalizando nuestra energía para volverla a inventir posteriormente en otras actividades, en nuevas personas. En ella (en la tristeza) existe también anhelo, pero en este caso no hay ninguna posibilidad de acoplamiento y realización, así que el ser humano simplemente se contrae de una forma natural, cambiando la dirección de su flujo de energía hacia el interior. Aquí hemos de separar la tristeza como emoción básicamente humana de la depresión, que se produce cuando la rabia vuelve de nuevo a dentro del organismo y no hacia el exterior como por ejemplo cuando se hace deporte. La depresión- que contiene rabia neurótica, es decir, rabia no liberada- es casi siempre auto-destructiva.

A estas cinco emociones básicas hemos de añadir dos estados más: la anorgonia y la armadura. La anorgonia es el resultado de la retirada súbita de la energía del cuerpo, que se experimenta como una gran debilidad general. La armadura tiene lugar cuando la energía queda estancada en una zona corporal y es inmovilizada por una contracción muscular muy fuerte. La energía no fluye a través del organismo. Se experimenta como un agarrotamiento.

Existen dos emociones humanas añadidas más complejas todavía: La vergüenza y la culpa. Son dos impulsos naturales y sanos en su origen con comportamientos de flujos energéticos diferentes. La diferencia principal entre la vergüenza y la culpa es que únicamente la segunda, la culpa, te da tiempo. Te concede un espacio mental: es reflexiva. Se puede llegar a convertir en un reflexionar persecutorio: ya que vuelve y retorna como un boomerang a nuestro interior al no poder atravesar la armadura caracterológica. La vergüenza, en cambio, traspasa la armadura y transcurre de una manera más afable, llegando hasta la piel. La vergüenza no es reflexiva.

En próximas ediciones e Girosalut seguiremos profundizando en las emociones y sentimientos más complejos como el resentimiento, el odio, la ira, la envidia, el deseo, el miedo, la venganza, el remordimiento…abriendo así paso a un nuevo camino hacia a un paraje de equilibrio personal en donde poder construir. En donde reinventar nuestras potencialidades.

Carles Frigola es psiquiatra y psicoanalista. Médico orgonomista.

Eva Moya es diplomada en magisterio. Postgrado en comunicación.

Para ampliar información en otros temas podéis consultar: www.wilhelm-reich.org