miércoles, 23 de septiembre de 2015

LA MEDICINA ORGONÓMICA.Las estructuras del Carácter. EL CARÁCTER IMPULSIVO

Una vez acabado el periodo de vacaciones, volvemos a retomar la actividad del blog. Esperamos que haya sido un buen verano para todos/as.


 El Dr. Carles Frigola nos ha hablado en anteriores números en la revista bimensual Giro-Salut de las estructuras del Carácter, en esta ocasión en el nº 35 nos habla sobre el Carácter impulsivo.







LA MEDICINA ORGONÓMICA
Las Estructuras del Carácter
EL CARÁCTER IMPULSIVO

La actualidad del trabajo de W. Reich se hace evidente en el aumento progresivo de la impulsividad que se observa en los niños y niñas de hoy en día, educados en esta sociedad anti-autoritaria y permisiva. Muchos de estos niños están diagnosticados TDAH. Esta impulsividad aparece también en el Trastorno Límite de la Personalidad o TLP, una enfermedad que afecta al 2% de las mujeres entre 25 y 50 años de edad. En los hombres esta impulsividad se expresa en forma anti-social (pequeña delincuencia, drogadicción, ludopatía, etc.). En las mujeres, la patología se encuentra más en la esfera de las relaciones amorosas y en las relaciones laborales.

Existen dos tipos de impulsividad en el ser humano 1) La impulsividad edípica, que es verbal (entre 5 y 6 años): Es una impulsividad que se puede explicar, y por esto, compartir con los otros seres humanos. Es la típica agresividad de los niños y niñas a partir  de esta edad. Como que en esta edad (5 años) el Yo (la personalidad) ya tiene mecanismos de defensa, sobretodo  de la represión sana, solamente expresa una parte de esta agresividad (por ejemplo el 20%). El resto de la impulsividad queda inconsciente y reprimida que es el sitio en donde ha de estar. Como es una impulsividad tolerable y entendida (verbal) los otros niños y niñas la pueden entender, contener, modular y por esto, perdonarla o asimilarla. El resto de la impulsividad (el 80%) queda inconsciente y reprimida en la mente (el inconsciente) que es el sitio en donde ha de estar depositada.

2) La impulsividad pre-edípica es pre-verbal y se da en los primeros días de vida del bebé hasta 1 año de edad. Es una impulsividad que no se puede entender (explicar) y por tanto no se puede compartir con los otros seres humanos porque es pre-verbal. Es la típica  impulsividad (agresividad) de los bebés que se encuentran en la etapa ocular u oral. No la puede entender nadie excepto la propia madre del bebé. Ni el padre la llega a entender. Sucede que cuando el niño o la niña tienen fiebre, gana, sueño, dolor, malestar o están enfermos. La expresión de esta agresividad solamente la madre la entiende emocionalmente y  la puede modular y  calmar.

1) En la impulsividad edípica, el Yo del niño o la niña está ya totalmente integrado, es fuerte y además es verbal. Es decir, se puede explicar y hacerse entender. El Yo, en esta edad, ya tiene muchos mecanismos de defensa psíquicos sanos para modular la impulsividad. El mecanismo de defensa más importante es la represión inconsciente, que funciona como unas compuertas de un pantano que guarda el agua arriba y la que sobra la deja ir poco a poco y controladamente sin peligro de riadas.

2) En la impulsividad pre-edípica (pre-verbal), el Yo del niño o la niña no está integrado. Se está formando aún. Es un Yo muy primitivo, débil y pre-verbal. Es decir, no se puede explicar o hacerse comprender. El Yo no tiene todavía mecanismos de defensa sanos como la represión. Solamente dispone de un solo mecanismo de defensa y que es el más primitivo de todos los mecanismos de defensa que tiene el ser humano: es la escisión del propio yo. Dicho de otra manera, el Yo del niño o la niña se parte en dos, se divide por la mitad. Toda la impulsividad se coloca y deposita solamente en una parte del Yo.

Es decir, esta parte del Yo (el Yo impulsivo) coge el 100% de la carga de impulsividad. La otra parte se queda en el 0% de la impulsividad. Así como la represión sana edípica hace más fuerte al yo, la escisión (disociación) del propio Yo lo puede lesionar para siempre y causarle un mal y un trauma irreparable. Sería como si el pantano abriera de golpe sus compuertas con el 100% de su capacidad de vaciar. Seria un desastre para todo el mundo con todas las inundaciones catastróficas posibles.

Por regla general, la impulsividad de las personas que tienen un carácter impulsivo es pre-edípica y pre-verbal y por lo tanto, tiene que ver con la madre en la infancia, no tanto con el padre.

La madre, por diferentes motivos, no ha podido satisfacer las necesidades sanas y básicas del bebé, o bien lo ha hecho en los primeros meses y después se ha descuidado del todo y se ha desentendido. El niño o la niña son abandonados de una forma cruel hacia un mundo marsupial (analogía con la analogía del canguro). Este espacio marsupial es un mundo mental y emocional creado por el propio bebé para poder sobrevivir en el mundo, pero que esta fuera del mundo emocional de la madre.

En la persona que tiene un carácter impulsivo, el trabajo del psicoanalista, seria convertirla en una impulsividad edípica, es decir, verbal, y por o tanto explicable y comprensible para todo el mundo. Y sobre todo comprendida y hecha consciente para él  o ella misma. Actualmente el TLP y el TDAH se tratan en le psicoanálisis y la orgonomía. Son casos graves, pero tratables y de buen pronóstico.

La impulsividad del carácter impulsivo se manifiesta de forma inconsciente, es decir, sale de la parte 100% de la impulsividad del Yo enfermo, la otra parte del Yo no sabe nada de nada.

Esta impulsividad que se manifiesta en multitud de síndromes psíquicos y emocionales y es siempre incontrolable. Sale del propio carácter impulsivo de la persona unas 8 o 10 veces al año como si fuera una erupción volcánica de la propia personalidad, con todas las consecuencias emocionales posibles. Esta impulsividad siempre está en relación a unas circunstancias personales y sociales concretas (estrés acumulado, frustración, situaciones de miedo o incertidumbre, falta de sueño, agotamiento mental o físico, problemas económicos, tensiones familiares, problemas de pareja, baja autoestima, etc.) y que son las que enciende la mecha de esta impulsividad.

Una vez encendida la mecha, el Yo impulsivo (con el 100% de la carga cumulada de impulsividad) se expresa de una forma brutal, caótica, desorganizada, generalmente siempre en la esfera interpersonal y social. La otra parte del Yo (el Yo sano) no puede hacer nada, porque los dos Yos ya están desconectados uno del otro (escisión de la personalidad).

El carácter impulsivo crea relaciones de pareja o relaciones sociales muy intensas pero inestables y de corta duración ya que el Yo esta muy debilitado por las repetidas y continuas escisiones y disociaciones y no puede mantener la carga emocional implícita en una relación amorosa o social de larga duración.

Esta escisión (disociación) de la personalidad no tiene nada que ver en el desdoblamiento del Yo que hacen los actores y las actrices cuando están actuando en una obra de teatro. En este caso, el (falso) desdoblamiento no es tal, ya que cada parte del Yo actor/actriz es consciente (mental y emocional) de la otra parte del Yo.

No pasa lo mismo en el Yo de carácter impulsivo, ya que las dos mitades del yo están totalmente desconectadas y son autónomas una de la otra. Cada una por su lado. La cual cosa crea un desconcierto y un sufrimiento muy grande, tanto a la persona que padece de esta impulsividad (el carácter impulsivo) como a las personas que están cerca de ella.


El Dr.Carlos Frigola es psiquiatra, psicoanalista. Premio Pascual y Prats del Colegio de Médicos y de la Agrupación de Ciencias Médicas de Gerona. Dip. Tavistok Clínic y Institute of Human Relations. Londres.
 Director de la Fundación Wilhelm Reich. Miembro del American College of Orgonomy. Autor de diversos libros. Trabaja en la Clínica de Medicina Orgonómica de Creixell. Borrassá. Tel. 972 50 62 91.
 www. Wilhelm-reich.org y en el blog: compartir-wilhelmreich.blogspot.com



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